«Desde la antigüedad se sabe que un aumento de la temperatura corporal está relacionado con la infección y la inflamación», afirma la doctora Elizabeth A. Repasky, investigadora que participa en el trabajo desde el Departamento de Inmunología del Instituto Oncológico Roswell Park de Buffalo (Nueva York). «Dado que la respuesta febril está muy conservada en la naturaleza (incluso los denominados animales de sangre fría se trasladan a lugares más cálidos cuando enferman), parece importante que los inmunólogos dediquemos más atención a esta interesante respuesta».
Los científicos descubrieron que la generación y diferenciación de un tipo concreto de linfocitos, conocidos como «células T citotóxicas CD8+» (capaces de destruir células infectadas por virus y células tumorales) se ve potenciada por la hipertermia de rango febril leve. En concreto, sus investigaciones sugieren que la elevada temperatura corporal modifica las membranas de las células T, lo que podría contribuir a mediar los efectos de la temperatura microambiental sobre la función celular. Para comprobarlo, los investigadores inyectaron un antígeno a dos grupos de ratones y examinaron la activación de las células T tras la interacción con las células presentadoras de antígeno. La temperatura corporal de la mitad de los ratones se elevó 2 grados centígrados, mientras que la otra mitad mantuvo una temperatura corporal normal. En los ratones calentados, los resultados mostraron un mayor número del tipo de células T CD8 capaces de destruir las células infectadas.
«Tener fiebre puede ser incómodo», dijo el doctor John Wherry, editor adjunto del Journal of Leukocyte Biology, «pero este informe de investigación y varios otros están demostrando que tener fiebre forma parte de una respuesta inmunitaria eficaz. Hasta ahora habíamos pensado que los microbios que nos infectan simplemente no pueden replicarse tan bien cuando tenemos fiebre, pero este nuevo trabajo también sugiere que el sistema inmunitario podría mejorar temporalmente su funcionamiento cuando nuestras temperaturas aumentan con la fiebre». Aunque las temperaturas corporales muy altas son peligrosas y deben ser controladas, este estudio muestra que tal vez debamos reconsiderar cómo y cuándo tratamos la mayoría de las fiebres leves».