Soy madre de tres hijos, de 6 a 27 años de edad. He criado a dos hijos desde recién nacidos hasta la edad adulta, y pasará un tiempo hasta que el tercero se vaya de casa. Como madre de hijos mayores, entiendo claramente que ellos crecen y toman decisiones sobre Dios -y su relación con Él- por sí mismos. Además, la forma en que aman y sirven a Dios tiene un impacto en las generaciones futuras. Por eso es importante orar fielmente por nuestros hijos. Las oraciones de una madre invitan a Dios a involucrarse activamente en la vida de su hijo. Aquí hay 10 cosas que podemos orar:
1. Señor, ayuda a mi hijo a vivir según tu Palabra, la Biblia. Es tu Palabra la que lo mantendrá en el camino de la pureza.
¿Cómo puede un joven mantenerse en el camino de la pureza? Viviendo según tu palabra. Salmo 119:9 NVI
2. Señor, ayuda a mi hijo a confiar en ti y a someter sus caminos a ti. Que no intente resolver todo por sí mismo, sino que siempre acuda a ti para que lo guíes, sabiendo que siempre lo llevarás en la dirección correcta con su vida.
Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento; en todos tus caminos sométete a él, y él enderezará tus sendas. Proverbios 3:5-6 NVI
3. Señor, ayuda a mi hijo a buscarte por encima de todo. Hazle saber que cuando elija vivir a tu manera -la manera correcta- Tú le darás todo lo que necesita.
Busca el Reino de Dios por encima de todo, y vive con rectitud, y él te dará todo lo que necesitas. Mateo 6:33 NLT
4. Señor, ayuda a mi hijo a invitarte a cada espacio de su corazón y de su vida, para que produzcas buenos frutos. Ayúdale a recordar que no tiene que enfrentarse a ser cariñoso, alegre, pacífico -y mucho más- por sí mismo, sino que es Tu obra dentro de su corazón la que sale.
Pero el Espíritu Santo produce este tipo de fruto en nuestras vidas: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol. No hay ninguna ley contra estas cosas. Gálatas 5:22-23 NLT
5. Señor, que mi hijo se dirija a ti para transformar su forma de pensar. Ayúdale a no dejarse arrastrar por los comportamientos del mundo, sino que se dirija a ti para ser transformado, y que busque activamente tu voluntad.
No copies el comportamiento y las costumbres de este mundo, sino deja que Dios te transforme en una persona nueva al cambiar tu forma de pensar. Entonces aprenderás a conocer la voluntad de Dios para ti, que es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2 NLT
6. Señor, que mi hijo se ponga tu armadura para mantenerse firme. Hay una guerra que se libra por su alma. Ayúdale a darse cuenta de que Tú le has proporcionado todo lo necesario para luchar eficazmente: Tú mismo.
Ponte toda la armadura de Dios para que puedas mantenerte firme contra todas las estrategias del diablo. Porque no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra los malos gobernantes y las autoridades del mundo invisible, contra los poderes poderosos en este mundo oscuro y contra los espíritus malignos en los lugares celestiales. Efesios 6:11-12
7. Señor, que mi hijo conozca tu palabra y se apresure a hacer lo que dice. Que no se engañe pensando que con conocerla es suficiente. Ayúdale a ser rápido para actuar
No os limitéis a escuchar la palabra, y así os engañéis. Haced lo que dice. Santiago 1:22
8. Señor, que mi hijo tenga un corazón agradecido. Que se aferre a tu amor eterno y se regocije en tu bondad.
¡Da gracias al Señor, porque es bueno! Su amor fiel perdura para siempre. Salmo 118:1 NLT
9. Señor, que mi hijo encuentre valor al darse cuenta de que Tú vas delante de él. Que encuentre paz y valentía al apartar su atención de las preocupaciones de este mundo y en su lugar centre su mirada en Ti, sabiendo que Tú nunca le fallarás.
¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo y no te asustes ante ellos. Porque el SEÑOR tu Dios irá personalmente delante de ti. No te fallará ni te abandonará. Deuteronomio 31:6 NLT
10. Señor, que mi hijo crea en ti para que tenga vida eterna. Te agradezco, Jesús, que hayas hecho un camino para que él viva contigo por la eternidad a través de tu sacrificio. Que mi hijo acepte y se aferre a este regalo gratuito porque es más importante que cualquier otra cosa en la vida.
Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16
Que nuestros corazones se llenen al rezar estas oraciones de las Escrituras por nuestros hijos, y que sigamos siendo diligentes al rezarlas. Nuestras oraciones pueden hacer más de lo que pensamos o imaginamos. Que nunca olvidemos el poder de invitar a Jesús a cada parte de la vida de nuestros hijos.
¡Tu turno!
¿Cuáles son tus versículos favoritos para orar por tu hijo?