Cuando intentas entender a las personas y explicar por qué hacen lo que hacen, ¿qué marco utilizas? El enfoque más común, intuitivo (y muy útil) es el marco «creencia-deseo». Es decir, en situaciones cotidianas la gente utiliza tanto las creencias como los deseos para explicar por qué la gente hace lo que hace. Por ejemplo, si observamos que «Jon» sale de casa para ir al cine, explicamos esa acción suponiendo que Jon cree que en el cine ponen una determinada película y verla es algo que desea. Podemos ser flexibles con este marco. Por ejemplo, si Jon fuera un crítico de cine, entonces podríamos suponer que su estado de creencia-deseo para ver la película es algo diferente que si Jon fuera un adolescente que va a ver la película en una cita con su nueva novia.
Aunque los marcos de creencia-deseo son útiles para la vida cotidiana, necesitamos un marco más sofisticado y con base científica para una comprensión más profunda. El campo de la psicología ha generado una gran variedad de paradigmas diferentes, pero desgraciadamente, estos paradigmas hablan idiomas diferentes y nos dicen cosas diferentes sobre cómo entender a las personas. Los conductistas skinnerianos afirman que debemos deshacernos de términos como creencias y deseos, y observar empíricamente los tipos de efectos que el entorno tiene sobre la frecuencia de los comportamientos emitidos. Los psicólogos cognitivos utilizan el lenguaje del procesamiento de la información para explicar las creencias y los deseos. Los teóricos freudianos afirman que las creencias y los deseos conscientes desempeñan, en última instancia, un papel bastante pequeño a la hora de explicar por qué la gente hace lo que hace, y que los verdaderos impulsores del comportamiento humano son las fuerzas subconscientes.
Estoy desarrollando un lenguaje más unificado para la psicología humana y la psicoterapia. Toma las ideas clave de los cognitivistas, los conductistas, los teóricos psicodinámicos y otros paradigmas (por ejemplo, la psicología evolutiva, la teoría rusa de la actividad) y las combina en un sistema científicamente más coherente (y completo). Cuando observamos el comportamiento humano a través del sistema unificado, tres procesos clave enmarcan nuestra comprensión.
El primer proceso clave es la inversión. El Marco Unificado caracteriza el comportamiento humano en términos de esfuerzo de trabajo dirigido a efectuar el cambio. Ya sea que Jon se dirija hacia afuera porque quiere ver la película, quiere hacer una crítica de la película para su trabajo o quiere estar con su novia, su ida al cine es una forma de inversión. Como sugiere el término inversión, los esfuerzos de trabajo realizados (que implican cálculos sobre el tiempo, las calorías, los costes de oportunidad, los riesgos, etc.) se dirigen hacia unos resultados concretos. El rendimiento puede encontrarse en la alegría que le produce la propia película, en el hecho de completar una tarea de su trabajo o en un beso de su novia al final de la misma. Enmarcado así, podemos preguntarnos: ¿De dónde vienen nuestras tendencias a la inversión? Somos primates evolucionados, por lo que la evolución nos ha predispuesto a valorar ciertos estados de cosas (por ejemplo, la seguridad, el territorio, la comida, el sexo, un mayor estatus social) por encima de otros. Además, las personas difieren en cuanto a sus temperamentos y disposiciones, en gran parte influidos por la genética. Las personas extrovertidas encuentran más gratificantes las situaciones sociales estimulantes que las introvertidas. Y, por supuesto, el historial de aprendizaje de cada uno configura directamente el sistema de valores de inversión. Si a Jon le encantaron las dos primeras películas de La Guerra de las Galaxias, no nos sorprende cuando nos enteramos de que tiene muchas ganas de ver la tercera.
El segundo proceso clave es la influencia social. Como señaló Aristóteles, somos un animal increíblemente social, y una de las características más importantes de nuestro entorno son las otras personas. Y nuestras acciones-inversiones rara vez tienen lugar en una isla, sino que tienen lugar en el contexto de una matriz social. La influencia social se refiere aquí a dos cosas. En primer lugar, se refiere al proceso por el que las acciones de una persona repercuten en la inversión de otra. En el ejemplo actual, se referiría a la forma en que se produjo el hecho de que Jon fuera al cine (si él se lo pidió a ella, si ella se lo pidió a él, si hubo alguna tensión en el proceso, etc.). Los procesos de influencia social importantes implican la competencia, la cooperación y si los intercambios acercan a las personas (es decir, las hacen más dependientes) o las alejan (las hacen más independientes).
El segundo significado de la influencia es como recurso. Cuando se considera como recurso, se refiere a la capacidad de mover a otras personas de acuerdo con nuestros intereses. Aquí se refiere a los niveles de respeto y valoración social que otras personas nos muestran, la medida en que nos escuchan, se preocupan por nuestro bienestar y están dispuestos a sacrificarse por nosotros. Así, si Jon se siente atraído por su novia y ella accede a ir al cine con él, eso es un indicador de la influencia social como recurso. Cuanto más tenga que esforzarse Jon para conseguir que ella vaya, más se cuestiona su influencia social. Si ella rompe con él, es un poderoso indicio de pérdida de influencia social.
El tercer proceso central es la justificación. En el lenguaje del Marco Unificado, «justificación» es un concepto amplio que se refiere tanto a la estructura sistemática como a la función legitimadora de la comunicación verbal (incluida la escritura). Se puede considerar que la justificación es todo aquello que implica preguntas y respuestas que conducen a afirmaciones sobre lo que es y lo que debería ser. Por ejemplo, si Jon le explica a su novia: «Vi las dos primeras películas de la serie y me parecieron estupendas», o le dice: «Estoy contento de estar contigo, podemos ver lo que quieras», ambas son «justificaciones». Del mismo modo, si Jon (como crítico de cine) recibe una llamada y su editor le pregunta si ha completado la redacción, hay una justificación compartida, aunque implícita, de que Jon tiene que hacer lo que su jefe quiere. Los argumentos, las razones a favor y en contra de las cosas, las racionalizaciones, las leyes e incluso las afirmaciones de verdades científicas son todas «justificaciones» en el sistema de lenguaje unificado. Este blog es una justificación para pensar en tres procesos centrales que explican por qué la gente hace lo que hace.
Si quieres lograr una mejor comprensión de por qué la gente hace lo que hace, considera comenzar con estos tres procesos centrales. El comportamiento humano es, ante todo, un tipo de «hacer» o invertir. Los individuos hacen lo que hacen debido a análisis implícitos o explícitos de coste-beneficio dirigidos a determinados resultados. A continuación, podemos recurrir a la matriz social para ver la influencia que esas inversiones pueden tener en los demás o cómo la propia inversión puede estar moldeada por factores de influencia social. Por último, está el sistema explicativo que las personas utilizan para dar sentido al mundo que les rodea y legitimar lo que hacen y por qué. Tenga en cuenta que incluso su análisis de la actividad de la persona en términos de inversión, influencia y justificación es en sí mismo un tipo de sistema de justificación. Estos procesos se alinean bastante bien con la psicología de las creencias y los deseos de sentido común, y se basan en una visión científicamente unificada de la psicología humana.
- Para más información sobre la inversión, vea aquí, aquí y aquí
- Para más información sobre la influencia, vea aquí, aquí y aquí
- Para más información sobre la justificación, vea aquí, aquí y aquí
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