Publicado el 27 de julio de 2020 por Lesa Lariccia, Consultora del Centro de Cuidado de Heridas
¿Conoces el dicho «El tiempo cura todas las heridas»? Por desgracia, eso no es necesariamente cierto. Las heridas crónicas pueden persistir durante semanas, incluso meses, y en muchos casos no se curan sin intervención médica.
Se considera que una herida es crónica si no se ha curado significativamente en cuatro semanas o completamente en ocho semanas. Si sufre una herida o llaga que no muestra signos de curación, hable con su médico. Si no se tratan, las heridas crónicas pueden causar complicaciones peligrosas.
Una herida reciente suele estar roja, irritada y posiblemente hinchada, mientras que una herida crónica tiene síntomas distintivos, entre ellos:
- No hay signos de cicatrización en un periodo de 30 días, como costras o tejido nuevo
- Entorpecimiento alrededor de la zona de la herida
- Cambio de color
- Olor desagradable
- Secreción de la herida
- Hinchazón apreciable
Cuando una herida permanece estancada, suele haber una o más condiciones subyacentes que deben tratarse para permitir que se reanude el proceso de curación.
Al entender cuáles pueden ser esas razones, puede tomar medidas para tratar los problemas y conseguir que su herida vuelva a un estado de curación. Summa Health analiza 6 razones que pueden estar retrasando o incluso impidiendo la curación de su herida.
Infección
La piel es la primera línea de defensa de su cuerpo contra las infecciones. Cuando la piel se rompe, permite que las bacterias entren en el cuerpo a través de una herida abierta. Las infecciones en una herida pueden prácticamente detener el proceso de curación. El cuerpo lucha contra la infección, en lugar de curar la herida.
Si una herida se infecta, puede notar enrojecimiento, hinchazón y dolor alrededor del lugar, así como pus o líquido maloliente. Puede utilizarse un tratamiento con antibióticos para combatir la infección.
Poca circulación
Durante el proceso de cicatrización, los glóbulos rojos de su cuerpo transportan nuevas células al lugar para comenzar a reconstruir el tejido. Una mala circulación sanguínea puede ralentizar este proceso, haciendo que la herida tarde más en curarse. Las enfermedades crónicas, como la diabetes y la obesidad, pueden provocar una mala circulación sanguínea. Hacer ejercicio o elevar la herida puede ayudar a mejorar la circulación.
Mala nutrición
El cuerpo necesita un suministro adecuado de proteínas para construir nuevos tejidos, hasta tres veces el requerimiento diario normal. La hidratación adecuada también es clave para ayudar a la curación de las heridas.
Desgraciadamente, a menudo se pasa por alto la mala nutrición como motivo de las heridas que no se curan.
Diabetes
Un nivel elevado de azúcar en sangre puede ralentizar la circulación sanguínea de un diabético e impactar negativamente en su sistema inmunológico, lo que le hace correr un mayor riesgo de infección.
Además, una persona con diabetes puede tener daños en los nervios, por lo que puede no sentir cuando algo le duele, haciendo que una herida pase desapercibida.
Hinchazón excesiva
La hinchazón excesiva está causada por la acumulación de líquido en la piel y puede perjudicar la capacidad del cuerpo para curar una herida al restringir el oxígeno a la piel.
Se pueden utilizar diversas terapias de compresión para eliminar el líquido. Una vez que la hinchazón baja, puede comenzar la curación adecuada de la herida.
Traumatismos repetitivos
Cuando una persona no cambia de posición con frecuencia y una herida está sometida a traumatismos o presiones repetitivas, puede alargar o incluso detener el proceso de cicatrización debido a la ralentización de la circulación sanguínea. Los parapléjicos, los pacientes con lesiones medulares o los que están en reposo en cama corren un mayor riesgo de sufrir un traumatismo repetitivo.
Mover o cambiar de posición continuamente puede aliviar la presión y permitir una circulación adecuada en la zona para que la herida pueda curarse.
Terapia avanzada para el cuidado de heridas