Bienvenido a un horario de caos, amigo mío.

Aunque escuchar que ahora sólo trabajas nueve días al mes puede sonar muy emocionante, cada uno de esos nueve días abarca la jornada completa, desde las 8 de la mañana de un día, hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Mañana, día, noche, tarde, desayuno, comida y cena.

Parece que no es gran cosa hasta la primera vez que trabajas a una hora que normalmente no lo haces. Si trabajabas de noche y tenías días con la familia, esos días ya no existen. Si tenías un trabajo diurno típico, ahora trabajas noches y fines de semana.

Foto/

El estilo de vida de 24 horas requiere acostumbrarse, sobre todo si estás asignado a una empresa con mucho trabajo. Aunque a nuestros hermanos de las fuerzas del orden les encanta destacar los sillones reclinables y los televisores de pantalla grande, es muy posible que no tengas la oportunidad de disfrutar de ellos, especialmente como el nuevo. Pero esto es aún más cierto como miembro de una compañía muy ocupada.

Las mañanas comenzarán temprano ya que llegarás al menos una hora antes del cambio de turno para ofrecer el relevo al bombero saliente. Esta será tu rutina hasta nuevo aviso.

Uniforme planchado y vestido, te esperan en la planta y listo para trabajar. Las tareas y las compras cubrirán las horas de la mañana, seguidas de un simulacro o dos. Para el almuerzo estarás cansado y hambriento. Aparte de las llamadas de servicio mezcladas aquí y allá, la tarde tendrá algunos simulacros más y algo de entrenamiento físico mezclado.

Para la hora de la cena -la hora normal de salida en tu antiguo trabajo- no habrás terminado ni la mitad.

Después de terminar los platos tendrás por fin tiempo para ir a los libros y estudiar un poco. Para cuando tengas la oportunidad de pensar en irte a la cama, aún te quedarán 12 horas por delante.

Nueve días al mes
La siguiente parte de tu turno destruirá tus ideas preconcebidas sobre el servicio de bomberos. Como dije antes, dependiendo del volumen de llamadas de tu servicio aprenderás lo mejor de ser bombero, o aprenderás por qué a veces necesitamos esos sillones reclinables. He tenido cuatro primeras noches únicas en el parque de bomberos, que van desde pesadillas hasta sueños.

Si estás ocupado, harás una llamada cada dos horas más o menos. Eso es justo cuando tu cuerpo entra en sueño profundo. Este horario destruirá cualquier capacidad de recuperación rápida a la mañana siguiente. Cuando lleguen las 7 de la mañana estarás arrastrando las botas por el suelo, con el pelo alborotado, preguntándote para qué te has apuntado.

Aunque tu turno haya terminado, te irás a casa agotado y con necesidad de descansar. Esos «nueve días al mes» están a punto de reclamar un día de sueño.

Si no estás ocupado puede que sólo recibas dos o tres llamadas después de la medianoche o, si tienes suerte, que te quedes sin dormir. No hay nada mejor que despertarse por la mañana en el parque de bomberos sin hacer una carrera. Aunque algunos pensarán que es una noche fácil, cada pequeño sonido en la noche te hará saltar. En realidad es muy difícil dormir a pierna suelta en el parque de bomberos.

Cuando llegues a casa por la mañana los niños ya estarán en el colegio y todos los problemas de ayer están esperando tu atención. Ese turno de 24 horas acabará costándote más de 30 horas una vez que por fin te pongas al día de vuelta a casa.

Los beneficios del horario compensarán los negativos a largo plazo, pero estar fuera durante tanto tiempo te pasará factura desde el principio. Si tienes pequeños en casa necesitarán una explicación de dónde estabas y por qué tienes que ir allí. Las llamadas nocturnas desde casa sobre los baches de la noche y las tareas o recados inacabados que tienes que hacer por la mañana pueden hacer que te preguntes por qué elegiste esta carrera.

Entonces, una noche te despertarás de un sueño profundo con luces brillantes y un tono fuerte. Medio despierto, te acercarás al motor y te pondrás el equipo mientras la sirena hace lo posible por despertarte.

Mientras te pones los guantes te darás cuenta de que tus manos siguen dormidas y un bostezo repentino será interrumpido por un brillante resplandor naranja. Al bajar del motor, con tu mochila de aire de 35 libras a medio poner, tendrás menos de 60 segundos antes de que el oficial de la compañía te ordene registrar una casa en busca de sus ocupantes dormidos.

Todo el sueño perdido merecerá la pena.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *