¿Cómo era Isabel I en realidad? Este artista tiene una sugerencia
Durante sus 45 años de reinado, Isabel I de Inglaterra cultivó cuidadosamente su imagen pública. Lo hizo tan bien que, casi 500 años después de su ascenso al poder, su majestad imperial sigue siendo representada con una figura esbelta, cuya forma se enfatiza con delicados cuellos de encaje, una suave tez de marfil y un vibrante cabello rojo salpicado de preciosas joyas.
Como informa Jonathan Jones para The Guardian, una nueva instalación de medios mixtos del artista británico Mat Collishaw complica la imagen que tenemos de la última monarca de los Tudor, mostrándola como una maestra del artificio que elaboró y controló la máscara que presentaba al mundo, especialmente a medida que envejecía y era víctima de una salud cada vez más precaria.
«La proliferación de retratos parecía tender una cortina de humo más que revelar su verdadero carácter, que permanecía oculto tras su inescrutable apariencia», explica Collishaw en una entrevista publicada en el blog de los Royal Museums Greenwich. «Años de inseguridad, debido al clima político potencialmente volátil, la llevaron a crear una máscara pública que se fundió con su yo privado, convirtiéndose ambos en inseparables.»
La creación de Collishaw, apropiadamente titulada «La máscara de la juventud», hace tangible esta teoría al yuxtaponer una representación animatrónica, realista y poco favorecedora de Isabel con el triunfante «Retrato de la Armada», que se produjo alrededor de 1588 para conmemorar la fallida invasión de Felipe II de España a las Islas Británicas.
En una de las paredes de la sala de exposiciones de la Casa de la Reina, en Greenwich, Isabel aparece serena, omnipotente e increíblemente joven para una mujer de aproximadamente 55 años. Las perlas de su pelo hablan de la «castidad» de la «Reina Virgen» de Inglaterra, mientras que el volante de encaje que rodea su rostro irradia «calidez, belleza y bondad», según el blog RMG.