• Las lámparas de lava son el artículo de iluminación más reconocible del mundo, y todas y cada una de las lámparas oficiales están hechas por Mathmos en su fábrica del Reino Unido.
  • En su punto álgido de popularidad, a finales de los 90, Mathmos vendía 800.000 lámparas al año.
  • La fórmula de la «lava» sigue siendo un secreto muy bien guardado, y sólo unas pocas personas de la empresa conocen los ingredientes.
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    • A continuación, una transcripción del vídeo.

      Narrador: Las lámparas de lava podrían ser el artículo de iluminación más culto del mundo. Desde su invención en 1963, se han vendido millones de lámparas en todo el mundo.

      Y aunque su popularidad ha sufrido altibajos, su estilo reconocible al instante no va a ninguna parte.

      ¿Pero qué es lo que realmente se hace para crear estas icónicas lámparas?

      Esta sencilla pero hipnótica lámpara tuvo un origen bastante humilde.

      Al inventor Edward Craven Walker se le ocurrió la idea después de ver un temporizador de huevos hecho a mano que utilizaba cera calentada en una coctelera.

      Tras meses de probar sus ideas y adaptar este concepto a una lámpara colorida, Walker dio con su diseño final: como se llamó en su momento, la lámpara Astro.

      La idea fue patentada, y Walker creó la empresa Mathmos.

      Mathmos lleva ya más de 50 años creando lámparas, y aunque ha introducido nuevos diseños, la original sigue siendo su producto más vendido.

      Entonces, ¿cómo se fabrica?

      El proceso comienza con botellas de vidrio personalizadas. El vidrio se sopla para darle la forma necesaria a cada lámpara.

      Se dejan caer gotas de vidrio fundido en un molde. Una máquina sopla aire en la parte superior de la botella para darle forma, y las botellas recién formadas se sueltan y se enfrían.

      Aunque todo esto se hace mecánicamente, todo se revisa a mano. Las botellas se inspeccionan y las que no pasan el corte se descartan.

      El control de calidad es crucial, ya que cada botella debe encajar perfectamente en su alojamiento y el vidrio debe soportar un calentamiento y enfriamiento constantes.

      La siguiente parte del proceso es la hilatura del metal, un proceso que toma una fina lámina de acero y la dobla alrededor de una herramienta de hilatura para crear la forma adecuada.

      Cada base y cada tapa se hilan a mano a partir del acero, y luego las piezas resultantes se pulen.

      Una vez terminados estos dos componentes, la lámpara está lista para ser rellenada. El líquido se añade junto con un muelle metálico que ayuda a distribuir el calor.

      La fórmula exacta del líquido es un secreto bien guardado. Pero hay una clave: la densidad.

      Hay dos componentes principales en una lámpara de lava: una cera de color (en la pantalla: la lava) y la solución de color en la que se asienta.

      A medida que la lámpara se calienta, la densidad de la cera cambia y comienza a flotar en el líquido. Cuando llega a la parte superior, se enfría y vuelve a caer. Sin embargo, para conseguir que la densidad de estos dos ingredientes sea la adecuada, es donde entra en juego el conocimiento secreto.

      Una vez mezclados los dos líquidos, se sumerge la botella en agua caliente. Este baño de agua separa limpiamente los líquidos y detiene la cera que se quedaría pegada en el lateral de la botella. Se pegan las tapas y las botellas están listas para funcionar.

      Mathmos ha vendido millones de sus lámparas a lo largo de los años, y el diseño es tan fiel al original que todavía se pueden comprar las piezas de repuesto de una lámpara fabricada en 1965. Y en su momento de mayor popularidad, en los años 90, vendía más de 800.000 al año.

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