Quieres hablar de cosas reales. Quieres que la gente sea más abierta contigo… así que les haces preguntas serias como «Oye, ¿qué te apasiona?»

Estás genuinamente interesado en su respuesta. Quieres escuchar sus grandes ideas y tener una conversación significativa con ellos. Pero en respuesta a tus preguntas intrigantes siempre parecen soltar un chiste o darte una respuesta genérica y superficial.

No quieren ser abiertos contigo.

Si esto te ocurre a menudo, suele haber una sencilla razón detrás:
Recibes lo que das.

Desvían tus preguntas genuinas porque no saben si les vas a juzgar o no.

No saben que TÚ estás realmente en el mismo barco que ellos. Que tienes dudas, esperanzas y preguntas similares sobre la vida. Que estás dispuesto a compartir todo eso. A abrirte con ellos.

Y la razón por la que no saben nada de eso es porque no lo has comunicado ANTES de empezar a indagar en la información personal.

No saben por qué estás haciendo una pregunta tan significativa, así que para ellos no vale la pena arriesgarse a responder genuinamente… por si acaso resultas ser el tipo de persona con la que preferirían no compartir la respuesta real.

¿La gente quiere ser más abierta?

Si has experimentado esto una y otra vez puedes empezar a sentir que nadie quiere ser abierto contigo. Como si tal vez debieras aislarte y jugar a videojuegos o escribir música en tu torre todo el día… porque tal vez no eres bueno con la gente.

Es fácil perder la motivación para todo. Pierdes el impulso, porque sientes que eres el único ahí fuera que quiere hablar de cosas reales.

Pero esto no puede estar más lejos de la realidad.

En mi experiencia personal casi todo el mundo quiere hablar de cosas reales. Hay más de 2 millones de personas que leen a Mark Manson (uno de los blogs más grandes que hay), sólo como ejemplo, y todo lo que habla es «cosas reales».

El único problema es que todos tienen miedo de hablar de cosas reales PRIMERO. De ser el que se abre primero.

Entonces, ¿por qué debería abrirme primero?

Si no estoy tratando deliberadamente de conectar contigo entonces, ¿por qué iba a responder a tu pregunta con una respuesta genuina y significativa que me deja vulnerable a tu juicio, al ridículo o al potencial rechazo? ¿Por qué lo haría alguien?

Incluso si SÍ quisiera ser más abierto contigo, el riesgo podría seguir siendo demasiado grande si tú no te has abierto a mí primero.

Tómate un minuto para pensar en tus propias respuestas a las preguntas que te hace la gente.

¿Primero profundizas? ¿Pones el listón en abierto y significativo?

No?

Entonces estás mostrando a esa persona que no quieres ser abierto. Están captando tu nivel de apertura y respondiendo adecuadamente: con respuestas seguras, genéricas y superficiales.

Si alguien te pregunta «¿Qué haces en tu tiempo libre?», ¿le dices que te gusta relajarte y ver Netflix?

¿Porque es seguro? Porque todo el mundo lo hace y sabes que no te van a juzgar por ello?

¿O te abres sobre tu gigantesca colección de cómics que llevas años construyendo? Sobre cómo las ilustraciones añaden tanta emoción a la historia para ti. Sobre cómo escribes reseñas detalladas de cómics en Internet y por qué eso significa algo para ti.

SÍ, la gente podría pensar que eso es raro. Esa es totalmente la cuestión. Es porque es raro que PUEDEN amarte por ello.

Ser abierto les da algo que amar. Así es como se hacen amigos de verdad.

En cambio, no puedes querer a alguien por ver Netflix.

No te arriesgas a nada con la primera respuesta, pero la segunda te abre a su juicio. Ellos lo saben.

Y ahora que han visto que te arriesgas a abrirte, has hecho que sea más seguro para ellos ser más abiertos contigo.

Asume el riesgo: sé abierto con la gente PRIMERO

No son tanto tus palabras las que comunican lo abierto que estás a hablar de cosas reales. Se trata más bien de permitirte sentir ese miedo a abrirte, en lugar de luchar contra él.

No se trata de NO tener miedo a compartir. Se trata de TENER miedo… y compartir de todos modos.

Porque cuando haces eso, la gente puede ver que estás compartiendo algo real. Se muestra a través de tu voz, tu lenguaje corporal, tus expresiones faciales y tus pausas cuando te detienes a pensar.

Así que di las cosas que te da miedo decir. Y hazlo primero. Así es como te vuelves más abierto en un simple paso.

Y también es como consigues que la gente sea más abierta contigo.

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