Hidratación y alimentación

Beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio, en particular cuando se lleva a cabo en condiciones de alta temperatura, también es una forma de reducir el riesgo que aparezcan, aunque la cantidad variará dependiendo de cada persona.

Otro factor es una alimentación saludable y balanceada. En este caso, se resalta la importancia de mantener los niveles correctos de electrolitos en el cuerpo dado su rol como reguladores del sistema nervioso y la función muscular.

En este sentido controlan la generación de impulsos que se considera es lo que puede producir o evitar la contracción muscular que produce los calambres. La recomendación es combinar una dieta rica en sodio (con algunos tipos de queso, remolacha o aceitunas), potasio (banana, patatas o pescado), magnesio (granos de soja o aguacate) y calcio (leche o semillas).

Darse baños en los pies puede ayudar a combatir los calambres frecuentes.

Descanso y calor como prevención

Los calambres en los pies también pueden tener su origen en calzado demasiado apretado o mal ajustado, independientemente de si se es deportista o no.

«Los calambres en los pies o en los dedos de los pies también pueden ser causados por cambios en las articulaciones, especialmente en mujeres y hombres mayores», asegura Topka.

Es recomendable cuidar más los pies con tendencia a sufrir calambres. El calor, por ejemplo, tiene un efecto agradable. Se recomiendan baños de pies con agua caliente o el uso de cojines rellenos con huesos de cereza. Hay investigaciones que sugieren que beber el agua de la botella de los pepinillos reduce la duración de los calambres. Pero los científicos no están seguros de por qué. El estiramiento sigue siendo lo más recomendado.

No hay que olvidar una rutina más sencilla y popular: levantar las piernas. Esta posición relaja tanto la circulación como los músculos.

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