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Un lifting facial, o ritidectomía, es un procedimiento quirúrgico que mejora los signos visibles del envejecimiento en la cara y el cuello, como:
- La relajación de la piel de la cara que causa flacidez
- La profundización de las líneas de pliegue entre la nariz y la comisura de la boca
- La grasa que ha caído o ha desaparecido
- La papada que se desarrolla en las mejillas y la mandíbula
- Piel suelta y exceso de grasa del cuello que puede aparecer como una papada o «cuello de pavo»
La pérdida de los contornos juveniles del rostro puede deberse a diversos factores, incluyendo el adelgazamiento de la piel, la pérdida de grasa facial, la gravedad, el daño solar, el tabaquismo, así como la herencia y el estrés.
Otros procedimientos que pueden realizarse junto con un lifting facial son el lifting de cejas y la cirugía de párpados para rejuvenecer los ojos envejecidos. Se puede sugerir la transferencia de grasa o rellenos para reemplazar el volumen graso perdido. Pueden ofrecerse tratamientos cutáneos como IPL, dermoabrasión, peelings o láser para mejorar la calidad y la textura de la piel.
Lo que no puede hacer la cirugía de lifting facial
Como cirugía reparadora, el lifting facial no cambia su aspecto fundamental y no puede detener el proceso de envejecimiento.
Un lifting facial sólo puede realizarse quirúrgicamente; los tratamientos de rejuvenecimiento mínimamente invasivos no pueden lograr los mismos resultados, pero pueden ayudar a retrasar el momento en que un lifting facial sea apropiado y complementar los resultados de la cirugía.
Algunos tratamientos mínimamente invasivos, como el lifting facial con células madre, no tienen beneficios probados.
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