Una de las pegas de este enfoque es que hay que seguir un menú paleo para ver mejoras. Eso parece obvio, pero a muchas personas les resulta difícil mantenerse en el camino porque el enfoque es restrictivo y no siempre es propicio para viajar o comer fuera. Algunos expertos dicen que no es una estrategia eficaz para la pérdida de peso sostenida por esa razón. (6)
«Cortar grupos enteros de alimentos, que es lo que hace la dieta paleo, resulta en una dieta muy restrictiva, que es difícil de cumplir a largo plazo», dice Dolinski. «La clave de una buena nutrición es la moderación, la variedad y el equilibrio, y la dieta paleo carece de variedad y equilibrio». Otro obstáculo es que la dieta puede ser cara. Las investigaciones sugieren que puede ser un 10 por ciento más costosa que una dieta con un valor nutricional similar. (7)
Al eliminar grupos enteros de alimentos en la dieta paleo, también puedes perderte nutrientes clave. Por ejemplo, los productos lácteos como el queso, el yogur y la leche. Estos pueden ser grandes fuentes de calcio y vitamina D, ambos críticos para la salud de los huesos, dice Dolinski. Un estudio reveló que las personas que seguían una dieta paleo tenían sólo el 50 por ciento de la ingesta dietética recomendada de calcio. (1) Por eso las deficiencias de nutrientes son uno de los riesgos para la salud de la dieta paleo.
Las personas que siguen una dieta paleo deben tener cuidado con los tipos de carne que utilizan para llenar su plato. La carne roja tiene un alto contenido en grasas saturadas, que pueden elevar los niveles de colesterol en sangre y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. (8) La carne roja debe consumirse sólo con moderación, con no más de 13 gramos de grasa saturada al día si se sigue una dieta de 2.000 calorías al día, según la Asociación Americana del Corazón. (8) (Si está ingiriendo menos calorías, su consumo de grasas saturadas debería ser menor.) Ese límite es fácil de alcanzar: un filete de 3 onzas y una cucharada de mantequilla le harán pasarse.
Comer demasiada carne roja también puede ser perjudicial para los riñones, que desempeñan un papel en el metabolismo de las proteínas. Un estudio descubrió que sustituir una ración de carne roja por otro tipo de proteína -como el pollo o el marisco- puede reducir el riesgo de enfermedad renal terminal en un 62,4 por ciento. (9)