Las primeras pruebas de encantamiento de serpientes provienen de fuentes egipcias antiguas. Allí los encantadores actuaban principalmente como magos y curanderos. Como hombres alfabetizados y de alto estatus, parte de sus estudios consistían en aprender los distintos tipos de serpientes, los dioses a los que eran sagradas y cómo tratar a los que eran mordidos por los reptiles. El entretenimiento también formaba parte de su repertorio, y sabían cómo manejar a los animales y encantarlos para sus mecenas.
Uno de los primeros registros de encantamiento de serpientes aparece en la Biblia en el Salmo 58:3-5: «Los malvados se desvían desde su nacimiento; los mentirosos se extravían nada más nacer. Su veneno es como el de una serpiente, como una serpiente sorda que no oye, que no responde a los magos, ni a un hábil encantador de serpientes».
El encantamiento de serpientes, tal como existe hoy en día, probablemente se originó en la India. El hinduismo considera sagradas a las serpientes desde hace mucho tiempo; se cree que estos animales están relacionados con los nagas, y muchos dioses aparecen representados bajo la protección de la cobra.
Los primeros encantadores de serpientes eran probablemente curanderos tradicionales de oficio. Como parte de su formación, aprendieron a tratar las mordeduras de serpiente. Muchos también aprendieron a manejar serpientes, y la gente los llamaba para que eliminaran las serpientes de sus casas. Baba Gulabgir (o Gulabgarnath) se convirtió en su gurú, ya que su leyenda afirma que enseñó a la gente a venerar a los reptiles y a no temerlos. Con el tiempo, la práctica se extendió a las regiones cercanas, llegando finalmente al norte de África y al sudeste asiático.
Los primeros años del siglo XX fueron una especie de edad de oro para los encantadores de serpientes. Los gobiernos promovían esta práctica para atraer al turismo, y los encantadores de serpientes eran enviados a menudo al extranjero para actuar en festivales culturales y para clientes privados. Además, los encantadores constituían una valiosa fuente de veneno de serpiente para crear antivenenos.
Hoy en día, los cambios culturales están amenazando la profesión de encantador de serpientes en la India. Una de las razones es el auge de la televisión por cable; los documentales sobre la naturaleza han extinguido gran parte del miedo y la repulsión que antes se sentía hacia los animales y, por tanto, han desmitificado al encantador de serpientes. Los grupos de defensa de los derechos de los animales también han influido por la crueldad de la práctica y el abuso de varias especies en peligro de extinción. Otro factor es la urbanización y la deforestación, que han hecho que las serpientes de las que dependen los encantadores sean cada vez más escasas.
Quizás la razón más importante por la que el encantamiento de serpientes está disminuyendo en la India es que ya no es legal tras los cambios en la Ley de Protección de la Vida Silvestre. La ley se aprobó originalmente en 1972 y tenía como objetivo evitar la exportación de pieles de serpiente, introduciendo una pena de siete años de prisión por poseer o vender serpientes. Sin embargo, a partir de finales de la década de 1990, la ley se aplicó también a los encantadores de serpientes. Como resultado, los encantadores se vieron obligados a trasladar sus actuaciones a zonas menos transitadas, como pequeños pueblos, o a enfrentarse a acciones legales. El oficio ya no es rentable, y muchos practicantes deben complementar sus ingresos con trabajos alternativos, como trabajar de jornaleros. Los hijos de los encantadores de serpientes deciden cada vez más abandonar la profesión para buscar un trabajo mejor pagado, y muchos padres no intentan hacerles recapacitar.
Algunos encantadores de serpientes han contraatacado este estereotipo. En 2003, cientos de ellos se reunieron en el templo de Charkhi Dadri, en Haryana, para llamar la atención internacional sobre su situación. En diciembre del año siguiente, un grupo de encantadores de serpientes irrumpió en la legislatura del estado indio de Odisha con sus reivindicaciones mientras blandían sus animales. El gobierno indio y varios grupos de defensa de los animales han reconocido el problema. Una de las soluciones sugeridas es formar a los artistas para que sean adiestradores de serpientes, capturando y retirando las serpientes venenosas de los jardines de las ciudades y los suburbios. A cambio, podrían vender sus medicinas tradicionales como recuerdo. Otra propuesta trataría de centrar la atención en la música de los encantadores de serpientes y tratarlos como a otros músicos callejeros.