La estenosis espinal lumbar es un término amplio que se refiere a los síntomas que pueden resultar del estrechamiento del canal espinal en la parte baja de la espalda. Esto puede deberse a la edad, a una lesión o a la degeneración.
La estenosis espinal lumbar se produce cuando los túneles óseos de la columna vertebral que transmiten la médula espinal y las raíces nerviosas se estrechan. Los nervios espinales (o raíces nerviosas) suelen comprimirse, lo que provoca dolor en la parte baja de la espalda y las piernas.
La estenosis espinal lumbar puede afectar a uno o más compartimentos anatómicos, incluyendo el canal espinal (estenosis del canal lumbar) y el agujero intervertebral (estenosis foraminal lumbar).
El canal espinal es un largo túnel que recorre el centro de la columna vertebral. Este canal se encuentra directamente detrás de los bloques óseos, o vértebras, que forman la columna vertebral y contiene la médula espinal (que suele terminar en la parte superior de la columna lumbar) y las raíces nerviosas. Cuando el canal espinal se estrecha, la médula espinal y las raíces nerviosas pueden quedar comprimidas, lo que se conoce como estenosis del canal lumbar. El canal espinal lumbar puede subdividirse en otros compartimentos, especialmente el receso lateral y los compartimentos subarticulares. El estrechamiento del calibre de estos compartimentos específicos puede dar lugar a una «estenosis del receso lateral» o a una «estenosis subarticular».
Los nervios espinales («raíces nerviosas») salen del canal espinal lumbar atravesando los forámenes intervertebrales. Los nervios se dirigen a las piernas, la vejiga y los intestinos, donde controlan la sensación y el movimiento. Cuando los forámenes intervertebrales se estrechan, las raíces nerviosas pueden quedar comprimidas, lo que se conoce como estenosis foraminal lumbar.
En resumen, la estenosis del canal lumbar y la estenosis foraminal están causadas por los mismos procesos subyacentes y pueden presentarse de forma similar. Las dos condiciones coexisten comúnmente y pueden ser ampliamente referidas como estenosis espinal lumbar.
En esta página
- Causas
- Síntomas
- Diagnóstico
- Tratamiento
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Causas
La estenosis espinal lumbar es frecuente y suele estar causada por la artrosis y la degeneración discal. Normalmente, una combinación de degeneración y abultamiento del disco, engrosamiento de las articulaciones y los ligamentos («hipertrofia») y, a veces, un ligero «deslizamiento» (o «espondilolistesis»), provoca la compresión de las raíces nerviosas. Entre los factores de riesgo de la artrosis vertebral y la degeneración de los discos intervertebrales se encuentran el tabaquismo, las malas posturas, la obesidad, el levantamiento repetitivo de objetos pesados y la exposición continuada de la zona lumbar a sacudidas o vibraciones importantes (por ejemplo, los conductores de coches de carreras).
Los traumatismos también pueden causar estenosis vertebral. Esto incluye el tipo de lesión que se produce al recoger objetos pesados de forma inadecuada. Las vértebras (huesos de la columna vertebral) o los discos intervertebrales (amortiguadores entre los huesos) pueden lesionarse, lo que provoca una presión sobre la médula espinal y/o los nervios. Las fracturas de la columna vertebral pueden dar lugar a fragmentos de hueso que se introducen en el canal espinal.
La estenosis espinal lumbar también puede estar causada por la propagación de un cáncer a la columna vertebral, o por una infección (discitis, osteomielitis, absceso epidural).
SÍNTOMAS
Los síntomas de la estenosis espinal lumbar pueden variar, y en algunos pacientes puede no haber ningún síntoma. El grado de compresión cambia con la postura y la actividad, lo que explica las variaciones en el patrón de dolor.
Los pacientes sintomáticos con estenosis lumbar suelen experimentar dolor al ponerse de pie o al caminar, y pueden tener problemas para caminar durante cualquier tiempo o en distancias largas. Necesitan sentarse o inclinarse hacia delante (como cuando empujan un carrito de la compra) para aliviar el dolor. El dolor suele reaparecer al ponerse de pie. Este patrón de dolor se conoce como «claudicación neurógena».
En casos graves de estenosis espinal, los nervios de la vejiga o el intestino pueden estar comprimidos, lo que puede provocar incontinencia (pérdida de control) de la orina y/o las heces. Cualquier persona que experimente problemas para controlar la vejiga o los intestinos debe buscar atención médica urgente.
DIAGNÓSTICO
A veces puede ser difícil hacer un diagnóstico de estenosis lumbar porque los síntomas pueden simular otras afecciones. Por ejemplo, el dolor en las piernas de la claudicación neurogénica puede confundirse con el de la claudicación vascular, o la mala irrigación sanguínea de las piernas. La claudicación vascular empeora cuando se camina cuesta arriba y mejora cuando se está de pie, mientras que la claudicación neurogénica suele empeorar cuando se camina cuesta abajo y mejora cuando se inclina hacia delante o se sienta.
Para determinar la causa de sus síntomas, su neurocirujano o cirujano de la columna vertebral puede requerir varias investigaciones. Estas pueden incluir una tomografía computarizada (TC) y una resonancia magnética (RM). En algunas situaciones, como cuando no puede hacerse una RMN, también puede someterse a un mielograma por TC, en el que se realizan imágenes por TC mientras se inyecta un medio de contraste en la columna vertebral. A menudo se realizan ecografías de los vasos sanguíneos de las piernas para excluir la insuficiencia vascular como causa de los síntomas.
Tratamiento
MEDICACIONES
La estenosis espinal lumbar se trata casi siempre de forma conservadora en primera instancia. Se utilizan medicamentos para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Los analgésicos incluyen analgésicos como el paracetamol y la codeína. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) incluyen la aspirina, la ibuprofina y el naproxeno, y estos alivian el dolor además de reducir la inflamación y la hinchazón. Otros agentes farmacológicos incluyen un tratamiento corto de corticosteroides (prednisolona, cortisona), así como agentes específicos para el dolor nervioso (como la pregabalina).
TERAPIAS FÍSICAS
Los tratamientos no quirúrgicos para la estenosis lumbar incluyen fisioterapia, hidroterapia, Pilates, quiropráctica, acupuntura y osteopatía. Un fisioterapeuta puede enseñarle ejercicios para ayudarle a desarrollar y mantener la fuerza, la resistencia y la flexibilidad para la estabilidad de la columna vertebral. Algunos de estos ejercicios le ayudarán a fortalecer la espalda y los músculos abdominales (grupos musculares centrales), ya que ayudan a sostener la espalda. La fisioterapia también puede incluir el uso de compresas de calor o hielo, ultrasonidos, estimulación eléctrica y masajes. Estos tratamientos pueden relajar los músculos tensos y aliviar el dolor o las molestias. Un corsé o faja para la espalda también puede ayudar a sostener la espalda y puede ser especialmente útil para las personas que tienen degeneración en más de una zona de la columna vertebral.
INYECCIÓN DE CORTICOSTEROIDES
En los casos más graves, se le puede prescribir una inyección de corticoides en el canal espinal. Esto puede comprender una inyección epidural. También se puede inyectar anestesia local alrededor del nervio comprimido (inyección transforaminal de la vaina del nervio) y puede tener valor tanto diagnóstico como terapéutico.
DESCANSO
Su neurocirujano o cirujano de la columna vertebral también puede sugerirle que descanse la espalda restringiendo sus actividades. El reposo seguido de una vuelta gradual al ejercicio puede ayudar a la curación de la espalda en algunos casos. Sin embargo, generalmente no se recomienda un reposo estricto y prolongado.
Cirugía
Los casos graves de estenosis espinal pueden requerir cirugía. Hay varios tipos de cirugía que se realizan para aliviar la presión sobre la médula espinal y los nervios y para ayudar a fortalecer la columna vertebral. Los procedimientos quirúrgicos más comunes son la laminectomía lumbar descompresiva, la laminotomía y la fusión espinal.