Georges-Eugène, Barón Haussmann, (nacido el 27 de marzo de 1809, París, Fr.-muerto el 11 de enero de 1891, París), administrador francés responsable de la transformación de París desde su carácter antiguo hasta el que aún conserva en gran medida. Aunque los méritos estéticos de sus creaciones son discutibles, no cabe duda de que como urbanista ejerció una gran influencia en ciudades de todo el mundo.
Haussmann era nieto, por parte de padre, de un miembro de la Convención Revolucionaria y, por parte de madre, de un general napoleónico. Estudió derecho en París y entró en la administración pública en 1831 como secretario general de una prefectura, ascendiendo a subprefecto (1832-48), prefecto de provincias (1848-53) y, finalmente, prefecto del departamento del Sena (1853-70).
En este último cargo se embarcó en un enorme programa de obras públicas, sentando un precedente para la planificación urbana del siglo XX. Haussmann cortó avenidas anchas, rectas y arboladas a través de la caótica masa de pequeñas calles de la que entonces se componía París, conectando las terminales de tren y haciendo posible por primera vez un movimiento rápido y fácil a través de la ciudad. El objetivo era, en parte, económico, ya que fomentaba la industrialización al permitir un transporte eficaz de bienes y servicios; en parte, estético, ya que imponía una medida de orden unificado y abría el espacio para permitir más luz; y en parte, militar, ya que eliminaba las calles estrechas en las que se podían erigir barricadas rebeldes. Haussmann también creó nuevos sistemas de abastecimiento de agua y drenaje, eliminando así las fuentes de malos olores. Abrió parques siguiendo el modelo inglés tanto en el centro de París como en Boulogne y Vincennes, y en toda la ciudad aumentó el número de farolas y aceras, dando lugar a los quioscos y cafés de las aceras que animan la vida callejera parisina. En la Île de la Cité derribó la mayoría de los edificios privados y dio a este pequeño terreno su carácter administrativo y religioso. Haussmann también dirigió la construcción de la Ópera y del mercado central conocido como Les Halles (este último sobrevivió hasta la década de 1960).
Aunque muchas de las ideas para los cambios procedían de Napoleón III, la excepcional capacidad de trabajo de Haussmann hizo que los planes de modernización, que podrían haber quedado en sueños ociosos, se llevaran a cabo con rapidez. El éxito de Haussmann se vio favorecido por el carácter autocrático del régimen en el que trabajaba, que le permitió obtener enormes préstamos a largo plazo y utilizarlos casi sin control parlamentario o de otro tipo. Sin embargo, su manejo del dinero público despertó cada vez más críticas entre la oposición liberal, y la llegada al poder del gobierno liberal de Émile Ollivier en 1870 supuso su destitución.
Haussmann fue diputado bonapartista por Córcega en la Asamblea Nacional de 1877 a 1881, pero participó poco en los trabajos parlamentarios. Dejó una importante autobiografía, Mémoires, 3 vol. (1890-93).