Aunque la marea de la guerra parecía haberse vuelto en su contra, Piłsudski nunca perdió los nervios. Necesitando armas y municiones, envió a su primer ministro, Władysław Grabski, y a su jefe de estado mayor, Tadeusz Rozwadowski, en una misión al Consejo Supremo Aliado, que entonces estaba reunido en Bélgica. Los aliados occidentales prometieron una ayuda que no se materializó (como la del Reino Unido) o llegó demasiado tarde (como la de Francia). Sin embargo, se envió a Varsovia una misión diplomática y militar franco-británica, dirigida por el general Maxime Weygand. Piłsudski ofreció a Weygand el puesto de jefe del Estado Mayor polaco, pero Weygand lo rechazó sensatamente y se convirtió, en cambio, en asesor de Rozwadowski. En ese momento, Tukhachevsky seguía avanzando hacia el oeste, con el audaz plan de cruzar el Vístula en Płock para poder atacar a los defensores de Varsovia por la retaguardia. Piłsudski adivinó esta intención y, tras discutirlo con Rozwadowski y Weygand, escribió en la noche del 5 al 6 de agosto de 1920 su histórica orden del día prescribiendo (1) que en el sur el enemigo debía ser detenido al este de Lviv (ahora en Ucrania); (2) que en el norte se cubriera el flanco izquierdo de las fuerzas polacas y se mantuviera la orilla derecha del Vístula para la defensa de Varsovia; y (3) que en el centro se concentrara un ejército de cinco divisiones en el río Wieprz para una maniobra estratégica destinada a desbaratar la retaguardia de los ejércitos soviéticos cuando se acercaran a Varsovia.