Un post de Jezebel sobre los «Maravillosos de una bola» como Lance Armstrong y Tom Green me hizo recordar una historia:

Hace unos dos años, cuando trabajaba como fact checker en la revista Radar, uno de mis más antiguos amigos de casa me envió un mensaje para compartir una terrible noticia. Este brillante y guapo veinteañero tenía cáncer, cáncer testicular, e iba a ser operado para extirparle uno de sus testículos.

En las semanas siguientes, de ida y vuelta, pasó de no querer hablar de ello en absoluto a preguntarme si seguía pensando que las mujeres seguirían queriendo ligar con él si sólo tuviera la mitad de las joyas de la corona.

Sinceramente, es difícil encontrar las palabras adecuadas para decir en esta situación. Por supuesto, dado que es uno de mis amigos más antiguos, quería ser totalmente honesto: a cualquier mujer que mereciera la pena le importaría una m*erda, pero a algunas mujeres podría parecerles desagradable tener sólo un testículo bajo el pene -y el mismo hecho de que fuera un superviviente de cáncer-.

No obstante, estoy seguro de que señalé que Lance Armstrong era uno de los hombres con un solo testículo y que aún así parecía ligar con las mujeres. (En el caso de Armstrong, con muchas mujeres.)

Adelante, unos seis meses. Mi amigo fue operado, estaba felizmente libre de cáncer y viajaba por la vida como una maravilla de un solo testículo. Fui a su apartamento del centro de la ciudad una noche después del trabajo y, por supuesto, nos pusimos a charlar sobre cómo había sido vivir con cáncer y ahora poseer la mitad del número de testículos que Dios le dio.

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Y entonces mencionó que no estaba 100% seguro de que «todavía funcionara». Por supuesto, todavía funciona, le dije, seguramente recordándole de nuevo a Mack Daddy Armstrong. Pero mi amigo insistió en que no había, uhhhhh… comprobado si su único testículo «todavía funcionaba» en absoluto porque había estado muy estresado. Había tenido que lidiar con su roce con la muerte, con problemas de dinero, con la búsqueda de un nuevo apartamento y con una letanía de otras cosas.

En ese momento me ofrecí a ayudarle a confirmar que «todavía funcionaba». Y así fue.

Fue bastante bonito ver lo feliz y aliviado que estaba después. Muy bonito, de verdad. Me siento bien de que mi asustado-amigo consiguiera resolver esto y superar esta inseguridad conmigo, alguien que se preocupaba por él y que no iba a poner una presión añadida a la situación que pudiera infringir su rendimiento. (Para que no penséis que soy una señora súper caritativa, que conste que he albergado una especie de enamoramiento por el compañero durante, oh, una década).

Así que, de todos modos, escribo esto para decirte -o a tu amigo al que le envíes este post por correo electrónico- que los hombres con un solo testículo no tienen que preocuparse porque todo funciona igual de bien que un tipo con el conjunto completo. Es igual de varonil, igual de capaz sexualmente e igual de divertido en la cama.

Nunca pienses ni por un segundo que podría ser de otra manera. Confía en mí en esto.

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