El Laboratorio Wardenclyffe es importante a nivel nacional en las áreas de ciencia e ingeniería por su asociación con el inventor y visionario Nikola Tesla (1856-1943). Tesla, uno de los científicos e inventores más importantes de la era moderna, trabajó en este laboratorio entre 1902 y 1906, y fue el lugar de sus experimentos más avanzados en la transmisión de energía inalámbrica. Wardenclyffe, que incluye el laboratorio y las ruinas de una torre, ambos diseñados según las especificaciones de Tesla por los arquitectos estadounidenses McKim, Mead y White, fue el último laboratorio de Tesla; son los únicos recursos históricos que quedan asociados al inventor y su obra. Nacido en Croacia, Tesla se mostró prometedor en su educación temprana y en su trabajo en el campo de la tecnología. Tras inventar nuevos equipos y ascender a jefe de la central telefónica de Budapest, Tesla empezó a trabajar para la compañía Edison en París. En 1884, Tesla se trasladó a Estados Unidos para trabajar directamente para Edison. En las dos décadas siguientes, Tesla, trabajando con Westinghouse y de forma independiente como inventor, dejó huella en la comunidad científica y en la imaginación del público. Sus experimentos con la electricidad dieron lugar a la invención de la corriente alterna (CA) que utilizamos hoy en día. Fue pionero en la tecnología de los rayos X, el control remoto y la comunicación inalámbrica. Wardenclyffe, el laboratorio y la oficina de Tesla de 1902 a 1906, representa la cúspide de la carrera de Tesla, durante la cual desarrolló y promovió su idea de un «Sistema Mundial Inalámbrico» que transmitiría energía y telecomunicaciones sin cables. Desgraciadamente, su incapacidad para perfeccionar sus ideas sobre la tecnología inalámbrica con la suficiente rapidez, así como el éxito del sistema telegráfico de Marconi, hicieron que sus patrocinadores le abandonaran y le llevaron a la ruina emocional y financiera. En 1915, perdió la propiedad fuertemente hipotecada en sus intentos por cubrir sus deudas. Aunque Tesla siguió aportando nuevas ideas, nunca pudo rehabilitar su reputación y sus finanzas para asegurarse otro laboratorio. A pesar de las adiciones y alteraciones posteriores del siglo XX en el edificio, el laboratorio es identificable y comprensible a la época de Tesla y sigue siendo un testimonio de la vida, el trabajo y el genio de Nikola Tesla y su impacto en la comunidad científica internacional.