Se puede decir que soy más aficionado al cine que al baloncesto, así que me esperaba una película de deportistas con una relación simbólica para justificar el título. No podía estar más equivocado. A diferencia de «He Got Game» (otra película muy buena), que se centra únicamente en los aspectos negativos del deporte – estafadores, prostitutas, drogas y muerte, L&B se concentra en las cosas positivas de la vida y el baloncesto sirve de fondo más que de foco. La historia está muy bien escrita y funciona a varios niveles: se niega a ser encasillada como un simple romance o un drama, eligiendo en su lugar una cuidadosa mezcla de diferentes elementos. Mi única queja, de poca importancia, sería el final (y no te lo voy a decir). Ella tiene un pequeño papel de cameo – interpreta a una hermosa azafata, pequeño tramo – con algunas grandes líneas. Omar Epps aporta su característica arrogancia al papel, y aunque me costó un poco creerle como jugador de baloncesto -no es exactamente Goliat-, se hace con él. Y lo que es más importante, exhibe una profundidad y un alcance que nunca antes había mostrado. Sin embargo, Sanaa Lathan va un paso más allá y demuestra una intensidad tanto dentro como fuera de la cancha que la sitúa en una liga propia. Su actuación se puede resumir como soberbia. mi película favorita de todos los tiempos, deberían hacer una secuela de esta película.