Diariamente aparecen estudios que proclaman los beneficios de varios suplementos de micronutrientes para la salud mental. Entre los suplementos comúnmente mencionados se encuentran los ácidos grasos omega 3, la N-acetilcisteína, el triptófano, el metilfolato, la metilcobalamina, la dehidroepiandrosterona (DHEA), el aceite de coco, el inositol, la vitamina D, la vitamina B6, la colina y muchos otros.
Sin embargo, los médicos pueden estar menos familiarizados con otro nutriente clave para la estabilidad mental: el magnesio. Aunque es pequeño, el conjunto de investigaciones existentes sobre el magnesio y la salud mental es prometedor.
Se ha demostrado que el tratamiento con suplementos de magnesio induce una rápida recuperación de la depresión,2 mejora
los síntomas del síndrome premenstrual,3 y reduce la hiperactividad en niños con TDAH.4 Además, los pacientes con esquizofrenia tienen niveles de magnesio eritrocitario más bajos que los controles.5
El magnesio desempeña un papel importante en la calma del sistema nervioso debido a su capacidad para bloquear los receptores cerebrales de N-metil D-aspartato (NMDA), inhibiendo así la neurotransmisión excitatoria.1
Otros beneficios de la suplementación con sulfato de magnesio incluyen la prevención de las convulsiones eclámpticas en mujeres embarazadas con preeclampsia.14 Se ha descubierto que los pacientes con migrañas tienen niveles de magnesio más bajos que los controles,15 y han respondido positivamente al sulfato de magnesio intravenoso.16
El magnesio es fundamental para más de 300 reacciones metabólicas. Por nombrar algunas, el nutriente es necesario para la actividad de neurotransmisores, enzimas y hormonas; la síntesis de proteínas mitocondriales, ADN y ARN; y la homeostasis de la glucosa, el transporte activo y la producción de glutatión y ATP.
Por el contrario, los niveles inadecuados de magnesio pueden contribuir al insomnio, las convulsiones, la ansiedad, el dolor y otros problemas neuropsiquiátricos.
La baja ingesta dietética y los bajos niveles séricos de magnesio se asocian a numerosas condiciones de salud críticas6, entre las que se incluyen la hipertensión, los niveles elevados de proteína C reactiva, TNF alfa, triglicéridos y glucosa en ayunas; la disminución de la lipoproteína de alta densidad;7 la muerte súbita cardíaca;8 la diabetes de tipo 2;9 el síndrome metabólico10 el asma;11 y la osteoporosis.12 En un estudio, la deficiencia de magnesio inducida por la dieta (más de cuatro semanas) en sujetos delgados condujo a una reducción de la sensibilidad a la insulina.13
A pesar de sus beneficios, muchas personas tienen una deficiencia de magnesio debido al consumo frecuente de alimentos altamente procesados en la dieta estadounidense estándar y a los modernos procesos de tratamiento del agua que eliminan el magnesio del suministro de agua.
Cerca de la mitad de los estadounidenses ingieren menos de los 400 mg diarios necesarios de magnesio a través de los alimentos, según estimaron los investigadores de un estudio.17 Entre las fuentes dietéticas con alto contenido en magnesio se encuentran los frutos secos y las semillas, en particular las semillas de girasol, las almendras y las semillas de sésamo.18
Los efectos adversos de la deficiencia de magnesio son acumulativos, especialmente cuando se consumen alimentos, bebidas y medicamentos que agotan el magnesio, como el alcohol, el café y los diuréticos.
La buena noticia es que la deficiencia de magnesio puede corregirse fácilmente por apenas unos céntimos al día. La suplementación puede restablecer el nutriente a niveles saludables y revertir muchos problemas de salud devastadores asociados con la deficiencia.
Las multivitaminas estándar sólo contienen una cuarta parte de la ingesta dietética diaria recomendada. Pero pueden tomarse suplementos de magnesio por vía oral en forma de óxido, hidróxido, sulfato, cloruro, gluconato, citrato u otras formas de magnesio. También existen suplementos transdérmicos de magnesio en forma de cremas tópicas, geles y baños de sal de Epsom.
Las dosis deben ajustarse a la tolerancia intestinal, ya que el magnesio tiene un efecto de ablandamiento de las heces. Si esto ocurre, se puede reducir la dosis o sustituirla por una formulación quelada con aminoácidos (glicinato, malato, taurato de magnesio, etc).
Los médicos pueden controlar los niveles de magnesio en el suero o en los eritrocitos/glóbulos rojos (RBC). Las lecturas en suero miden el magnesio extracelular, que representa sólo el 1% del magnesio corporal total, y suelen ser inexactas. Los niveles de magnesio en los glóbulos rojos son más precisos y están disponibles en la mayoría de los laboratorios comerciales.
Si el magnesio sérico es inferior a 2,0 mEq/L, es probable que haya una deficiencia. Lo ideal es que el magnesio en el RBC esté cerca de los límites superiores del rango de referencia.
El riesgo de sobredosis de magnesio es insignificante, excepto en los casos de enfermedad renal grave. Los pacientes con enfermedad renal grave retienen magnesio y requieren supervisión médica si utilizan suplementos.19
El magnesio también puede interferir con la absorción de ciertos antibióticos, medicamentos para la osteoporosis y medicamentos orales para la diabetes, y debe evitarse en los pacientes que toman dichos medicamentos.
Aunque faltan investigaciones definitivas, hay buenas pruebas que sugieren que el magnesio debería administrarse de forma rutinaria y en una dosis más alta que la estándar actual a los pacientes psiquiátricos, dado su excelente perfil de seguridad, su bajo coste y sus numerosos beneficios para la salud a corto y largo plazo.
Barbara Bartlik, MD, es psiquiatra en el Centro Psiquiátrico de Manhattan. Vanessa Bijlani, MD, es voluntaria en el Centro Psiquiátrico de Manhattan. Denisa Musica es estudiante del Queens College, City University of New York.
Los autores agradecen a Janet Mindes, PhD, su ayuda editorial, y a Andrea Rosanoff, PhD, Directora de Investigación & de Divulgación de Información Científica en el Centro de Educación e Investigación del Magnesio en Pahoa, Hawái, por su experiencia en el magnesio.
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