Las manchas blancas en las amígdalas suelen ser un signo de pus, que suelen aparecer debido a una infección bacteriana, como la faringitis estreptocócica o el neumococo. Sin embargo, también puede ser un signo de una infección viral, como la mononucleosis, el sarampión o el citomegalovirus. Por ello, normalmente el tratamiento se realiza con el uso de antiinflamatorios y, si es necesario, antibióticos, recetados por un médico de cabecera.

El pus que aparece en la garganta no debe extraerse con el dedo o con un hisopo, ya que seguirá formándose hasta que mejore la inflamación, y hacerlo puede crear heridas, además de empeorar el dolor y la hinchazón en esa zona. Sin embargo, es importante recordar que la presencia de manchas amarillas o blanquecinas en las amígdalas, sin otros síntomas, puede ser sólo un signo de cálculos amigdalinos.

Manchas blancas en las amígdalas: Qué son (y cómo eliminarlas)

Qué remedios se pueden utilizar

El tratamiento debe llevarse a cabo según la causa de la infección, que debe ser diagnosticada por un médico de cabecera u otorrinolaringólogo.

Los principales remedios que se suelen utilizar son:

  • Fármacos antiinflamatorios, como el ibuprofeno, la nimesulida y el ketoprofeno: para mejorar la inflamación, el enrojecimiento, la dificultad para tragar y la fiebre;
  • Corticosteroides, como la prednisona o la dexametasona: se utilizan cuando los antiinflamatorios no solucionan el problema, o el dolor de garganta es intenso;
  • Antibióticos, como la bencilpenicilina, la amoxicilina o la azitromicina: se utilizan sólo en casos de infección bacteriana, para eliminar las bacterias causantes de la infección.
    • En algunos casos, la infección puede formar un absceso en las amígdalas, y cuando esto ocurre, el médico puede drenar el pus acumulado.

      Opciones de tratamiento casero

      Hay opciones de remedios caseros que pueden ayudar a tratar la inflamación de la garganta, y reducir la cantidad de pus como:

      • Hacer gargarismos con agua tibia y sal, o limón con agua y miel;
      • Infusiones de miel con jengibre, eucalipto, malva, salvia o althea;
      • Tomar zumo de pomelo. Lo ideal es no utilizar el zumo de pomelo si ya se está tomando la medicación prescrita por el médico, ya que puede reducir la eficacia de la misma.
        • Este tipo de tratamiento puede realizarse en cuanto la garganta comienza a inflamarse, para evitar que empeore, o junto con la medicación para eliminar el pus de la garganta prescrita por el médico. Además, durante todo el tratamiento, es importante descansar y beber mucho líquido, para ayudar al cuerpo a recuperarse.

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