Descripción
Una mujer de 47 años se presenta con flujo vaginal crónico desde hace 1 año. Fue sometida a una histerectomía laparoscópica 1 año antes por mioma uterino. La paciente estaba asintomática hasta 1 mes después de la cirugía, cuando desarrolló un flujo vaginal maloliente. Recibió tratamiento antibiótico y pesarios vaginales que le proporcionaron un alivio mínimo. La ecografía abdominal no presentaba ningún signo. El examen con espéculo reveló un pequeño seno de descarga de pus en la cúpula vaginal. El examen vaginal reveló induración y dolor leve en la cúpula vaginal. La sensibilidad del cultivo del pus reveló una infección por estafilococos, que fue tratada en consecuencia; sin embargo, la secreción persistía. La ecografía no presentaba ningún signo. Una TC (figura 1) reveló una lesión de pared redondeada de 3,5 cm presente en relación con la unión rectosigmoidea con realce periférico y lóbulos de aire en su interior, sugestiva de un gosipiboma o absceso. Se llevó a la paciente a una laparoscopia ante la posibilidad de una gasa retenida de su laparoscopia anterior, pero no se encontró nada en la bóveda. Se introdujo una sonda en el lugar del seno desde la vagina y se dilató el seno; se amplió la abertura hacia un lado con un bisturí, dejando al descubierto un pequeño trozo de gasa, que se extrajo y se cerró el lugar de la incisión. La paciente respondió bien al tratamiento.
TC del abdomen y la pelvis que muestra una lesión redondeada con realce periférico y lóbulos de aire en su interior (flecha) (A: vista coronal y B: vista sagital).
Existen numerosos casos en los que se han dejado esponjas quirúrgicas después de una cirugía abierta, pero es raro encontrar esponjas después de cirugías laparoscópicas, ya que generalmente no se utilizan en cirugías laparoscópicas. Se postula que mientras se cierra la cúpula vaginal desde el lado de la vagina se debe haber utilizado un pequeño trozo de gasa para lograr la hemostasia por compresión y se ha olvidado.
Como la mayoría de las esponjas grandes son radioopacas, se pueden recoger en las radiografías de rutina, pero los pequeños trozos de gasa utilizados en las cirugías, especialmente en las cirugías vaginales, no son radioopacos y por lo tanto no pueden ser recogidos por las radiografías de rutina. La tomografía computarizada es la modalidad diagnóstica más importante para la evaluación de las esponjas retenidas; muestra una masa redondeada con una parte central densa y una pared que realza.1 También puede mostrar burbujas de aire atrapadas y masas quísticas.
Se ha observado que los principales factores causantes de la retención de cuerpos extraños son la cirugía de urgencia, el cambio no planificado del modo o tipo de cirugía y un índice de masa corporal elevado.2 Los cirujanos deben utilizar cuidadosamente pequeños trozos de gasa después de abrir la cavidad abdominal o si están realizando una cirugía vaginal, especialmente una vez que se abre el saco de douglas. Se recomienda el uso de esponjas radiológicamente opacas en la zona quirúrgica y, mientras se cierra la zona quirúrgica, es obligatorio el examen metódico y el recuento de instrumentos y esponjas.3 Se recomienda realizar un recuento de instrumentos y esponjas antes y después de la cirugía por parte de dos miembros del personal.
Puntos de aprendizaje
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Las esponjas retenidas son más frecuentes en pacientes obesos y tras una cirugía de urgencia.
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Debe tenerse en cuenta un alto índice de sospecha cuando se atienda a pacientes postoperados o si se evidencian senos de descarga crónica desde el lugar de la operación, dolor o masas palpables.
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El recuento de esponjas e instrumentos debe hacerse cuidadosamente antes y después de la cirugía.
Por lo tanto, es importante que los pacientes se sientan cómodos con las esponjas.