PACTO DE LA ECOLOGÍA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA DILATACIÓN DEL COLÉBULO

En presencia de dilatación del colédoco sin síntomas ni signos de alarma clínicos y de laboratorio, cuando las pruebas de imagen no invasivas (EUS, TAC o CPRM) no consiguen identificar la etiología, la sospecha clínica de patología biliar es baja, por lo que no se justifican más investigaciones. En este contexto, a pesar de los resultados negativos de las pruebas de imagen anteriores, la EUS diagnóstica podría desempeñar un papel en la identificación de la etiología de la dilatación (figura 1)1 con una tasa de complicaciones muy baja. La EUS combina la endoscopia con la ecografía en tiempo real y de alta resolución, proporcionando una excelente visualización ecográfica del árbol biliar extrahepático sin interferencia de los gases intestinales, debido a su capacidad para colocar el transductor muy cerca del conducto biliar extrahepático. Además, la EUS permite la visualización precisa y sistemática de la pared del duodeno, incluyendo la región papilar.

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Ejemplos de hallazgos patológicos identificados en la ecografía endoscópica en pacientes con pruebas de imagen previas negativas. A: Coledocolitiasis: Pequeños cálculos en el conducto biliar común; B: Pequeño cáncer de páncreas; C: Pequeño divertículo duodenal con indentación del conducto biliar (ver flecha); D: Carcinoma ampular con invasión del páncreas; E: Engrosamiento inflamatorio del conducto biliar común distal.

Varios autores compararon la CPRM y la EUS en la detección de la coledocolitiasis mostrando la rentabilidad y la mayor precisión de la EUS en la detección de pequeños cálculos distales en conductos no dilatados. De Lédinghen et al informaron de un valor predictivo negativo del 100% de la EUS en el diagnóstico de la litiasis, excluyendo así la necesidad de una investigación adicional y limitando la cirugía innecesaria. En el estudio anteriormente mencionado de Scheiman et al, la EUS fue la prueba más útil para confirmar un árbol biliar normal, y la estrategia de EUS inicial tuvo la mayor rentabilidad al evitar CPRE innecesarias y prevenir las complicaciones relacionadas con la CPRE.

En 2001, un estudio prospectivo realizado por Kim et al mostró la existencia de condiciones patológicas en sujetos con CBD dilatada, a pesar de la ausencia de síntomas, ictericia o lesiones causales en la EUS. Entre los 49 pacientes sometidos a CPRE, se encontró una prevalencia significativa de hallazgos anormales probablemente causantes de la dilatación (divertículos duodenales periampulares, estenosis benignas, quistes coledocianos, anatomía ductal pancreaticobiliar anómala y masas distales de la CDB), asociados a pruebas químicas hepáticas normales o alteradas.

En 2007, Malik et al evaluaron de forma retrospectiva una cohorte de pacientes con dilatación de la VBP y pruebas de imagen no diagnósticas (EUS, TC o CPRM), realizadas previamente por dolor abdominal, pérdida de peso o elevación de las enzimas hepáticas en suero. Estos pacientes fueron sometidos a una EUS, siendo divididos en dos grupos en función del nivel de sospecha clínica de patología biliar (32 pacientes con pruebas químicas hepáticas normales y 15 pacientes con enzimas elevadas). En el primer grupo, los autores identificaron dos hallazgos en la EUS (6%) potencialmente causantes de dilatación biliar, un cálculo de 7 mm en la VBP y un divertículo periampular. En el segundo grupo, se observaron 8 hallazgos significativos (53%): 4 divertículos periampulares, 3 coledocolitiasis y 1 tumor ampular, no detectados previamente por EUS y TC.

Como era de esperar, la prevalencia de patología biliar es significativamente mayor en el caso de pruebas de química hepática elevadas; sin embargo, a pesar de la falta de hallazgos patológicos con técnicas de imagen no invasivas y de una bioquímica hepática normal, las anomalías biliares pueden seguir estando presentes y se recomienda la EUS para una evaluación más exhaustiva.

Un estudio de Carriere et al mostró un rendimiento de la EUS del 28,7% en una cohorte de 94 pacientes con dilatación aislada inexplicable de la VBP, aunque un número indeterminado de sujetos del grupo se sometieron a una endoscopia debido a dolor abdominal y/o pruebas de función hepática anormales, lo que sugiere una mayor probabilidad de hallazgos patológicos antes de la prueba.

En un resumen publicado en 2009, basado en un estudio retrospectivo, 30 pacientes con dilatación biliar y sin causas evidentes en las imágenes previas se sometieron a EUS. Cuatro pacientes tenían un sistema biliar normal en la EUS, 15 pacientes presentaban una dilatación de etiología desconocida, mientras que la patología que explicaba la dilatación del CBD se demostró en 11 de ellos (coledocolitiasis, adenoma ampular, pancreatitis crónica o colangiocarcinoma). Al igual que en otros estudios, la prevalencia de hallazgos anormales durante el examen EUS fue diferente entre los pacientes con pruebas de química hepática anormales y los normales (55% y 33% respectivamente). Por el contrario, el número de hallazgos patológicos en este último grupo difería de los porcentajes comunicados por otros autores, probablemente porque en este estudio no se especificaron detalles sobre la presentación clínica y las técnicas de imagen utilizadas previamente. Cabe destacar que en ninguno de los pacientes con dilatación inexplicable de la VBP en la EUS se encontraron lesiones causales tras un seguimiento medio de 16 meses.

De forma similar, Bruno et al estudiaron 57 pacientes con enzimas hepáticas normales (aminotransferasas, gamma glutamiltranspeptidasa y bilirrubina) remitidos a EUS en nuestro centro tras estudios de imagen previos negativos, excluyendo CPRE previa o antecedentes de obstrucción biliar, pancreatitis o ictericia. Los motivos de las investigaciones iniciales fueron dolor abdominal inespecífico, dispepsia, pérdida de peso o elevación de las enzimas pancreáticas en el 49,2% de los pacientes, pero en la mayoría de ellos la dilatación biliar fue un hallazgo incidental. Las técnicas de imagen empleadas, algunas de ellas realizadas en otros centros, fueron EUS (7%), EUS y CPRM (63,1%), EUS y TC (10,5%) o EUS, CPRM y TC (19,3%). Se observaron hallazgos anormales en la EUS en 12 pacientes (21%). Como ya han descrito otros autores, las lesiones causantes identificadas fueron los divertículos periampulares, aunque era rara una verdadera compresión sobre la VBP (2/6), 2 adenomas ampulares, una pancreatitis crónica según criterios predefinidos en 2 casos, un cálculo biliar de 7 mm y un cáncer de páncreas; el 66,7% de los pacientes estaban completamente asintomáticos, mientras que los demás informaron de dolor abdominal inespecífico o dispepsia. Tal y como sugieren los autores, la prevalencia del 21% de hallazgos patológicos entre los pacientes con las características mencionadas es probablemente una sobreestimación, ya que la pancreatitis crónica y los divertículos periampulares sin indentación de la vía biliar no son causas seguras de dilatación biliar. Excluyendo estos casos, el porcentaje es menor (10,5%) y comparable con los hallazgos de Malik.

Recientemente, Rana et al realizaron un estudio retrospectivo sobre la precisión diagnóstica de la EUS en pacientes con dilatación inexplicable de la VBP en la CPRM, con el fin de establecer el rendimiento de la EUS en la práctica clínica. Entre los 40 pacientes seleccionados, 10 sujetos presentaban una fosfatasa alcalina sérica elevada, mientras que los demás presentaban pruebas de función hepática normales: en el primer grupo, la EUS detectó una condición patológica causante de la dilatación de la CDB (cálculos, colangiocarcinoma, estenosis benigna) en comparación con una minoría de hallazgos significativos identificados en pacientes con pruebas hepáticas normales (el 33,3% recibió el diagnóstico de cálculos o pancreatitis crónica). El resto de los 20 pacientes con sistema biliar dilatado y función hepática normal tenían hallazgos regulares en la EUS. No hubo diferencias en el diámetro medio del conducto en los sujetos que presentaban una fosfatasa alcalina sérica elevada en comparación con los pacientes con pruebas de función hepática normales ni entre los grupos con patología identificada o no. Los autores concluyeron, al igual que la literatura científica anterior, que las pruebas de función hepática anormales son útiles para identificar a los pacientes con alta probabilidad previa a la prueba de hallazgos patológicos subyacentes, sin embargo, que la bioquímica normal no excluye la existencia de anomalías de los conductos biliares.

Finalmente, Oppong et al presentaron datos recogidos retrospectivamente de una cohorte de pacientes remitidos para la evaluación EUS a un centro terciario. Excluyendo a los sujetos con ictericia, anomalías en las pruebas de función hepática, evidencia de masa, estenosis o defecto de llenado ductal en las imágenes previas a la EUS o síntomas sugestivos de disfunción del esfínter de Oddi o pancreatitis crónica, seleccionaron a 40 pacientes con dilatación aislada de la CBD. Se identificaron nuevos hallazgos en la EUS en 8 pacientes (20%). En 7 se consideró como causa de la dilatación lo siguiente 3 tenían pólipos biliares (no confirmados en 2 pacientes que se sometieron posteriormente a CPRE), 3 tenían cálculos biliares y 1 tenía una compresión de la vena porta en la CDB. La microlitiasis, identificada en el octavo sujeto, se valoró como evento secundario. La colecistectomía previa fue significativamente más frecuente en los pacientes sin nuevos hallazgos en la EUS, aunque el diámetro del CBD no difirió entre los pacientes con cirugía previa o no.

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