Aunque el autismo no suele diagnosticarse hasta los tres años, algunos niños empiezan a mostrar signos de retraso en el desarrollo antes de cumplir el año. Aunque no todos los bebés y niños pequeños con retrasos desarrollarán trastornos del espectro autista (TEA), los expertos señalan que la detección precoz de estos signos es clave para capitalizar el diagnóstico y la intervención tempranos, que se cree que mejoran los resultados del desarrollo.
Según la Dra. Rebecca Landa, directora del Centro de Autismo y Trastornos Relacionados del Instituto Kennedy Krieger de Baltimore, Md, los padres deben estar capacitados para identificar las señales de advertencia del TEA y otros retrasos en la comunicación.
«Queremos animar a los padres a que se conviertan en buenos observadores del desarrollo de sus hijos para que puedan ver los indicadores más tempranos de retrasos en las habilidades comunicativas, sociales y motoras de un bebé», dice la Dra. Landa, que también advierte que algunos niños que desarrollan TEA no muestran signos hasta después del segundo cumpleaños o retroceden después de parecer desarrollarse de forma típica.
Durante la última década, la Dra. Landa ha seguido a los hermanos pequeños de los niños con autismo para identificar las señales de alerta del trastorno en su forma más temprana. Su investigación ha demostrado que el diagnóstico es posible en algunos niños de tan sólo 14 meses y ha desencadenado el desarrollo de modelos de intervención temprana que han demostrado mejorar los resultados de los niños pequeños que muestran signos de TEA de tan sólo uno y dos años de edad.
La Dra. Landa recomienda que cuando los padres jueguen con su bebé (6 – 12 meses), busquen los siguientes signos que se han relacionado con el diagnóstico posterior de TEA u otros trastornos de la comunicación:
- Raramente sonríe cuando se le acercan los cuidadores
- Raramente intenta imitar los sonidos y movimientos que hacen los demás, como sonreír y reír, durante los intercambios sociales sencillos
- Balbucea con retraso o con poca frecuencia
- No responde a su nombre con una consistencia cada vez mayor a partir de los 6 – 12 meses
- No hace gestos para comunicarse a los 10 meses
- Poco contacto visual
- Se fija en su atención con poca frecuencia
- Repetidamente pone rígidos los brazos, las manos, piernas o muestra movimientos corporales inusuales como la rotación de las manos sobre las muñecas, posturas poco comunes u otros comportamientos repetitivos
- No levanta la mano hacia ti cuando la alcanzas para levantarlo
- Retrasos en el desarrollo motor, incluyendo el retraso en darse la vuelta, en empujarse y en gatear
«Si los padres sospechan que algo va mal en el desarrollo de su hijo, o que éste está perdiendo habilidades, deben hablar con su pediatra o con otro experto en desarrollo», dice el Dr. Landa. «No hay que adoptar una perspectiva de ‘esperar y ver’. Queremos identificar los retrasos en una fase temprana del desarrollo para poder empezar a intervenir cuando los cerebros de los niños son más maleables y todavía están desarrollando sus circuitos.»