La metadona es uno de los muchos medicamentos que se utilizan para tratar la adicción.

Suele utilizarse para personas que se han vuelto adictas a drogas como la heroína y los analgésicos con receta. Según la Sociedad Americana de Medicina de la Adicción, la metadona fue aprobada como analgésico por la FDA en 1947 y se utilizó para tratar la abstinencia de heroína y opioides en 1950. Los investigadores sabían, a mediados de la década de 1960, que el fármaco podía utilizarse como medicación de mantenimiento para ayudar a los individuos a hacer frente a la adicción a los opioides y a funcionar en su vida diaria.

A pesar de los beneficios, este medicamento tan común tiene una desventaja. La metadona puede proporcionar a un individuo un subidón por algunas razones. Mientras que proporciona un alivio de los antojos y bloquea la sensación de euforia, el medicamento en sí tiene varias propiedades que pueden permitir este efecto. La Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental informó de que las visitas a urgencias relacionadas con el uso no médico de la metadona habían aumentado un 73 por ciento de 2004 a 2008.

Los aspectos potencialmente negativos de la metadona incluyen:

  • Una larga vida media en el organismo
  • Los ingredientes permanecen en el cuerpo después de que los efectos del fármaco desaparezcan
  • Posibles interacciones con otros medicamentos
    • ¿Cómo funciona?

      La metadona se administra en forma de píldora, líquido u oblea. La dosis típica es una al día. En la mayoría de las circunstancias, una persona experimentará un alivio del dolor de unas 4 a 8 horas. El medicamento también bloquea los efectos que hacen que uno se sienta drogado por la heroína, la morfina e incluso la hidrocodona y la oxicodona. También se utiliza para tratar el dolor crónico de moderado a severo, según el Instituto de Prácticas Seguras de Medicación.

      La vida media del fármaco es de unas 24-36 horas de media, pero parte de la droga puede permanecer en el cuerpo hasta 5 días después de la última dosis. Almacenada en el hígado e incluso en otros tejidos corporales, se elimina a diferentes ritmos según el individuo. Cuanto más rápido se metabolice la metadona, más tolerante será la persona. Cuando se utiliza correctamente, alguien que lucha contra la adicción a los opiáceos puede funcionar en las actividades diarias normales, abstenerse de tomar drogas opiáceas y controlar los síntomas de abstinencia.

      Cómo te coloca la metadona

      Para reducir los síntomas dolorosos asociados a la abstinencia de opiáceos, la metadona bloquea el dolor. Se sabe que tiene efectos e impactos sedantes, como insomnio, estreñimiento y aumento de peso. El consumo crónico puede prolongar la acción del fármaco. Permanece en el hígado durante mucho tiempo y se libera lentamente, desencadenando efectos incluso si los niveles de metadona en sangre son bajos.

      Aunque sus efectos eufóricos son limitados, la metadona puede reducir el tiempo de reacción y la capacidad de atención. También afecta a la visión periférica. Un informe de la Administración Nacional de Seguridad Vial indica que los heroinómanos tratados con ella «no son aptos para conducir.» Los que están bajo los efectos de la metadona procesan la información mucho más lentamente, pueden estar somnolientos y/o tener los párpados caídos, la boca seca y la flacidez muscular. Su temperatura corporal y su presión arterial pueden ser bajas, y la persona puede mostrar poca o ninguna reacción a la luz.

      Para colocarse con metadona, se necesitan dosis anormalmente altas. Una persona tendría que tomar metadona con más frecuencia de la prescrita. Algunas personas optan por inyectarse o esnifar metadona. Esto es peligroso porque la droga se libera en el cuerpo con el tiempo y se acumula en los tejidos. Por tanto, los efectos de la toxicidad pueden ser duraderos. La metadona está incluida en la Ley de Sustancias Controladas como una sustancia de la Lista II, lo que significa que es ilegal usarla para drogarse, y su abuso puede provocar un grave deterioro mental y dependencia física.

      Evitar una sobredosis de metadona

      La Sociedad Americana de Medicina de la Adicción identificó tres patrones específicos de sobredosis. Una persona puede sufrir una sobredosis porque inicialmente es intolerante, o porque pierde la tolerancia tras dejar de consumirla durante un tiempo. Otra forma de sobredosis se produce cuando la toxicidad se acumula en el cuerpo. Las dosis pueden combinarse con lo que aún no ha sido eliminado por el cuerpo. Además, la metadona puede ser letal cuando se combina con otros opioides y depresores del sistema nervioso central, como la fluoxetina y el alprazolam.

      Los síntomas de sobredosis incluyen:

      • Sentirse con demasiada energía
      • Alteración de la percepción
      • Mareo
      • Cambios de humor
      • Insuficiencia respiratoria
      • Hipoxia
      • Apnea
      • Convulsiones
      • Coma
      • Muerte

      Afortunadamente, es posible evitar una sobredosis de metadona controlando al paciente. Una persona que muestre signos de toxicidad será vigilada durante al menos un par de días. Se puede utilizar naloxona para contrarrestar los efectos de la metadona, concretamente para permitir que el sistema respiratorio funcione con normalidad. La persona también debe evitar otras drogas o ciertos medicamentos recetados mientras esté tomando metadona. Si se administra correctamente, la metadona puede ser útil para controlar los antojos de opiáceos y reducir los síntomas de abstinencia de los mismos, para que las personas puedan centrarse en construir una base firme para una recuperación sostenida.

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