La sangre es una de las sustancias más peligrosas con las que se puede entrar en contacto. He aquí por qué nunca debes tocar la sangre seca.
La sangre es una de las sustancias más peligrosas con las que una persona puede entrar en contacto. Tanto si te tropiezas con sangre en público como si has sido testigo de un accidente o de la escena de un crimen, es fundamental que ejerzas precaución cuando te acerques a cualquier tipo de sangre.
Incluso si conoces a la persona cuya sangre has encontrado, es fundamental que extremes la precaución en torno al líquido derramado porque tiene el potencial de portar enfermedades infecciosas que pueden serte transmitidas.
Los profesionales que trabajan en puestos de alto riesgo en el campo de la medicina puede que ya lleven guantes protectores y conozcan los riesgos y tomen precauciones al acercarse a la sangre, pero el público en general también está en riesgo todos los días cuando se encuentran con sustancias desconocidas a su alrededor, por lo que ejercer la precaución en todo momento es vital.
Los patógenos transmitidos por la sangre son un riesgo con el que nunca debes arriesgarte.
El simple hecho de tocar la sangre -incluso la sangre seca- puede ser extremadamente peligroso. Lo que parece ser sangre «seca» puede, de hecho, haber sido derramada sólo horas antes y, por lo tanto, tener todavía patógenos infecciosos. En el entorno adecuado, podría incluso transmitir enfermedades como el VIH y otras.
Si entra en contacto con sangre seca en cualquier momento, la opción más segura es acercarse a ella con precaución, igual que lo haría con un encuentro de sangre fresca. Utilice equipo de protección, un agente como la lejía para desinfectar y deseche siempre adecuadamente los residuos médicos en contenedores claramente marcados y aprobados para evitar más riesgos públicos.
Para aquellos que trabajan en la asistencia sanitaria, cualquier material, incluyendo batas, vendas y gasas, que entre en contacto con la sangre debe desecharse en bolsas rojas.
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