¿Cómo se forman?
Hay múltiples factores en la formación de las huellas dactilares.
Cuando el feto empieza a abrir sus manos, a desplegar sus dedos y a explorar su entorno, la piel de esas puntas es completamente nueva y bastante impresionable, ¡como un tarro de mantequilla de cacahuete recién abierto! Además de la forma en que las capas de la piel se doblan y se pliegan durante el desarrollo, se cree que la presión del líquido amniótico contra esas puntas de los dedos y el movimiento que realizan crean, en parte, las crestas que conforman la huella dactilar.(1) #¡Ahora!
Hay tres patrones básicos de huellas dactilares: espiral, bucle y arco.
Algunas personas tienen un tipo, otras dos y otras los tres tipos. Hay un componente genético, en el sentido de que algunas personas están más predispuestas a tener el mismo patrón que sus padres, por ejemplo: todos los bucles excepto el del pulgar izquierdo. Dicho esto, no es el patrón lo que hace que una huella dactilar sea única, sino el ángulo específico del arco, la elevación del verticilo, la cresta de la cresta, etc. Ahí es donde interviene el desarrollo fetal. Así que, aunque mamá y papá pueden transmitir los arcos en su ADN, es el movimiento fetal dentro del útero lo que hace que los arcos del bebé sean únicos.