Cuando la vida da un giro inesperado hacia lo peor, es fácil sentirse enfadado o culparse a sí mismo por lo que está pasando.
La autoculpabilización y el juicio tienen la costumbre de empeorar los problemas, así que haz lo posible por evitarlos. En su lugar, considere el hecho de que todos tomamos las mejores decisiones que podemos con la información disponible en ese momento. Así que cuando reflexiones sobre tus elecciones, pregúntate: ¿Qué estaba tratando de evitar?
Probablemente estabas tratando de reaccionar a algo que aún no estabas preparado para abordar. Aunque esa decisión puede no haber funcionado como te hubiera gustado, en realidad podría haber conducido a algunas cosas buenas. Por ejemplo, ahora sabes lo que no funciona para ti y probablemente has aprendido más sobre lo que es realmente importante para ti. Otro de los beneficios de estar en una situación difícil es que puede inspirarte a cambiar y explorar cosas que antes no habías tenido el valor de hacer.
Así que si la vida no va como quieres, trata de replantear tu mentalidad para ver cómo puede ser una oportunidad para construir una nueva base. Date permiso para ir poco a poco y hacerlo bien porque unos buenos cimientos te sostendrán toda la vida. Estas son algunas preguntas que debes hacerte a medida que avanzas: