Se ha descubierto que las baterías, que se encuentran en miles de millones de dispositivos de consumo como smartphones y tabletas, desprenden más de 100 gases tóxicos, incluido el monóxido de carbono.
Los gases, que son potencialmente mortales, pueden causar una fuerte irritación en la piel, los ojos y las fosas nasales, y dañar el medio ambiente en general.
Los investigadores del estudio afirman que muchas personas pueden desconocer los peligros de sobrecalentar, dañar o utilizar un cargador de mala reputación para sus dispositivos recargables.
«Hoy en día, muchos gobiernos de todo el mundo promueven activamente las baterías de iones de litio como una solución energética viable para alimentar desde vehículos eléctricos hasta dispositivos móviles. La batería de iones de litio es utilizada por millones de familias, por lo que es imperativo que el público en general entienda los riesgos detrás de esta fuente de energía», explicó el Dr. Jie Sun, autor principal del estudio.
Los peligros de las baterías que explotan han llevado a los fabricantes a retirar millones de dispositivos, como Dell, que retiró cuatro millones de portátiles en 2006, y Samsung, que ha retirado sus dispositivos Galaxy Note 7 por problemas de incendios en las baterías.
Pero las amenazas que suponen las emisiones de gases tóxicos y el origen de estas emisiones no se conocen bien.
Sun y sus colegas identificaron varios factores que pueden causar un aumento en la concentración de los gases tóxicos emitidos.
Una batería completamente cargada liberará más gases tóxicos que una batería con un 50% de carga, por ejemplo. Los productos químicos contenidos en las baterías y su capacidad para liberar carga también afectaron a las concentraciones y los tipos de gases tóxicos emitidos.
Identificar los gases producidos y las razones de su emisión permite a los fabricantes comprender mejor cómo reducir las emisiones tóxicas y proteger al público en general, ya que las baterías de iones de litio se utilizan en una amplia gama de entornos.
«Estas sustancias peligrosas, en particular el monóxido de carbono, tienen el potencial de causar graves daños en un corto período de tiempo si se filtran dentro de un entorno pequeño y sellado, como el interior de un coche o el compartimento de un avión», dijo Sun.
En el estudio se calentaron casi 20.000 baterías de iones de litio hasta el punto de combustión, lo que hizo que la mayoría de los dispositivos explotaran y todos emitieran una serie de gases tóxicos. Las baterías pueden estar expuestas a estas temperaturas extremas en el mundo real, por ejemplo, si la batería se sobrecalienta o se daña de alguna manera.
Los investigadores planean ahora desarrollar esta técnica de detección para mejorar la seguridad de las baterías de iones de litio, de modo que puedan utilizarse para alimentar los vehículos eléctricos del futuro de forma segura.