Una pirámide con un ojo en la parte superior, rodeada por las enigmáticas palabras «annuit coeptis» y «novus ordo seclorum». Reconozcámoslo: el reverso de un billete de dólar es un caldo de cultivo para las teorías conspirativas. La más común dice que es un símbolo de los Illuminati, la sociedad secreta que supuestamente controla el mundo. No es así. Pero la verdad sobre esta figura es tan interesante como la ficción.
Primero, unas palabras sobre los Illuminati: alguna vez existieron, sí, pero no como te imaginas. En 1776, el jurista alemán Adam Weishaupt creó la Orden Bávara de los Illuminati, una sociedad secreta inspirada en la masonería pero con ideales de la Ilustración. Duró hasta 1784, cuando las sociedades secretas fueron prohibidas por el príncipe alemán Karl Theodor (Carlos Teodoro). Y ahí terminó.
Hoy en día existe una sociedad mística, la Ordo Templi Orientis, que utiliza la palabra «illuminati» para designar a sus miembros. Pero es un grupo relativamente pequeño, sin la influencia político-económica que se le atribuye al término. Las historias sobre el «nuevo orden mundial» supuestamente tramado por los illuminati carecen de sentido.
El símbolo del billete de dólar, en cambio, no tiene relación con los illuminati (tanto imaginarios como reales). Se llama el Ojo de la Providencia, o el Ojo que todo lo ve, y representa el ojo de Dios que vigila a la humanidad.
El símbolo apareció durante el Renacimiento: una de sus primeras apariciones conocidas es en el cuadro La cena de Emaús, pintado por el italiano Pontormo en 1525 (no confundir con la versión de Caravaggio, que no tiene el símbolo). El ojo fue adoptado finalmente por los masones, y también forma parte del sello oficial de Estados Unidos, creado a finales del siglo XVIII. En 1935, llegó a los billetes de dólar.
El refrán «annuit coeptis» significa «él aprueba», y simboliza la aprobación de Dios a los esfuerzos humanos. «Novus ordo seclorum», por su parte, significa «nuevo orden de los tiempos», y deriva de un poema del escritor romano Virgilio, que los cristianos interpretan como una mención a la aparición de Jesús. El triángulo, a su vez, representa la santa trinidad (padre, hijo y espíritu santo). Y el número romano MDCCLXXVI, justo debajo, es 1776: el año de la declaración de Independencia de EEUU.
En resumen: el sello es un símbolo cristiano, con menciones a la prosperidad y a la historia de EEUU. Eso es todo. No hay ninguna conspiración detrás, pero realmente no se queda corta: la historia real es lo suficientemente rica e interesante.