Muchas lesiones deportivas o de ejercicio agudas pueden tratarse con seguridad en casa durante unos días, hasta que se alivien los síntomas o hasta que un médico pueda realizar una evaluación en la consulta.
La investigación médica existente no apoya definitivamente ningún régimen de tratamiento específico, pero la mayoría de los profesionales médicos y los libros de texto están de acuerdo en que el tratamiento inicial en casa para las lesiones leves y moderadas debe guiarse por el protocolo R.I.C.E. o P.R.I.C.E.: protección, reposo, hielo, compresión y elevación. Estos principios han sido un pilar en el manejo de las lesiones deportivas agudas y del ejercicio durante décadas.
Este artículo revisa cómo estas lesiones causan síntomas, como el dolor, la hinchazón y la inflamación, y cómo aliviarlos utilizando el protocolo P.R.I.C.E.
Cuándo acudir a urgencias
Las lesiones deportivas o de ejercicio agudas generalmente se producen como resultado de un evento específico, como una caída sobre una mano extendida, una colisión con otro atleta, un aterrizaje torpe o una aceleración rápida. Un deportista puede sufrir un esguince o una torcedura, una contusión o una fractura, una dislocación o una dislocación parcial (subluxación).
Aunque muchas lesiones pueden tratarse inmediatamente en casa, las sospechas de fracturas y dislocaciones justifican una evaluación médica de urgencia. En caso de deformidad, incapacidad para soportar peso o empeoramiento de los signos y síntomas, se recomienda una evaluación médica de urgencia. También se aconseja acudir a urgencias si la persona lesionada se pone notablemente pálida, pierde el pulso o experimenta parálisis, hormigueo o dolor extremo, ya que pueden ser signos de daños en los vasos sanguíneos o en los nervios.
Ciencia básica de las lesiones agudas
Una lesión aguda provoca daños en los tejidos blandos, incluyendo la piel, la fascia, el cartílago, el músculo, el tendón y/o el tejido ligamentoso. El daño a los huesos o a los nervios también puede acompañar a estas lesiones.
Este daño puede ir acompañado de:
- dolor localizado
- inflamación
- enrojecimiento o hematomas
- gama de movimiento limitada
- disminución de la función
¿Cómo y por qué aparecen estos síntomas? Tras una lesión traumática se produce una cascada de acontecimientos:
- La torsión, el desgarro o el traumatismo por objeto contundente provocan el daño microscópico de los pequeños vasos sanguíneos y los tejidos conectivos.
- Este daño microscópico provoca la fuga de sangre, plasma y líquido celular hacia los tejidos cercanos.
- La fuga de líquido, junto con la acumulación de mediadores químicos y la dilatación de los vasos sanguíneos, provocan la inflamación aguda de la lesión.
- A medida que la sangre migra hacia la superficie de la piel, ésta puede aparecer de color rojo oscuro o tener el aspecto «negro y azul» característico de los hematomas.
- La sensación de dolor es el resultado de la acumulación de líquido, de ciertas sustancias químicas liberadas en el cuerpo (como resultado de la lesión celular) y de la disminución de los niveles de oxígeno en los tejidos blandos (hipoxia).
Los síntomas pueden variar enormemente en función de la gravedad del traumatismo y de la zona del cuerpo lesionada.
La sensación de dolor es el resultado de la acumulación de líquido, de ciertas sustancias químicas liberadas en el cuerpo (como resultado de la lesión celular) y de la disminución de los niveles de oxígeno en los tejidos blandos.