Un Enemigo del Pueblo Introducción
Mucha gente cree que el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió Un Enemigo del Pueblo con un gran resentimiento. Escribió la obra directamente después de Fantasmas, que recibió todo tipo de críticas desagradables en los periódicos por hablar de temas tabú como la sífilis y el suicidio asistido. El Dr. Stockmann, protagonista de Un enemigo del pueblo, critica duramente al tipo de medios de comunicación liberales que habían hablado mal de Fantasmas. Sabemos, por una serie de cartas, que muchas de las ideas vertidas por el Dr. Stockmann eran muy cercanas a las opiniones del propio Ibsen. En una carta a su editor al terminar su manuscrito, Ibsen escribió que se sentía «perdido y solo» ahora que había completado el guión, porque él y el Dr. Stockmann se habían «llevado excelentemente» y «coincidían en muchos temas». Ibsen continuó diciendo que el doctor tiene «características por las que la gente soportará escuchar de él muchas cosas que quizá no se hubieran tomado tan bien si las hubiera dicho yo» (fuente). La evidencia parece apuntar al hecho de que Ibsen veía a Stockmann como una especie de portavoz, un alter ego más simpático al que la gente era más propensa a escuchar.
Aunque se cree que Un enemigo del pueblo se inspiró en las reacciones negativas de la crítica a Fantasmas, también está bastante claro que las ideas centrales de la obra estuvieron en la mente de Ibsen durante mucho tiempo. Poco después de publicar su obra anterior, Casa de muñecas, Ibsen escribió a un profesor amigo suyo: «Me parece dudoso que se puedan alcanzar mejores condiciones artísticas en Noruega antes de que el suelo intelectual se haya removido y limpiado completamente, y se hayan drenado todos los pantanos» (fuente). Esta es la misma conclusión a la que llega el Dr. Stockmann al final de Un enemigo del pueblo y es también la metáfora central de la obra. Parece que las ideas que estallan en el escenario de Un enemigo del pueblo llevaban tiempo ardiendo en el interior de Ibsen.