El peso, la longitud, la anchura y el grosor de 83 lenguas normales de pacientes con edades comprendidas entre las 25 semanas de gestación y los 10,5 años se compararon estadísticamente con varias medidas del tamaño del cuerpo y de la cabeza y los cambios descritos por regresión lineal; las relaciones entre las medidas se examinaron por correlación parcial y de mínimos cuadrados. Las diferencias de sexo en el tamaño de la lengua no fueron evidentes. La lengua duplica su longitud, anchura y grosor entre el nacimiento y la adolescencia y crece considerablemente más allá de este periodo. El hecho de que las principales dimensiones de la lengua se correlacionen más con el tamaño de la cabeza que con el del cuerpo implica que los factores locales afectan al crecimiento lingual más que los somáticos generalizados. Se compararon los pesos de 45 lenguas cuyo tamaño se consideraba anormal con los de los controles. El volumen de las lenguas normales y anormales era idéntico al peso, lo que indica que la densidad permanece constante en diversas condiciones. La lengua era anormalmente pequeña en la hipoglosia hipodactilia y en el labio y paladar hendido. El peso de la lengua estaba dentro de 1 DE de las medias de control en el síndrome de DiGeorge o en el oligohidramnios. La lengua estaba significativamente aumentada cuando era protuberante o en la anencefalia, la asociación CHARGE y el síndrome de Crouzon. La anasarca produjo un grado variable de agrandamiento. Las aberraciones concomitantes en el tamaño de la lengua y la mandíbula se produjeron con frecuencia, pero las lenguas pequeñas no siempre se asociaron con mandíbulas pequeñas y las lenguas grandes no siempre se observaron con mandíbulas grandes. Así pues, la asociación de anomalías linguales y craneofaciales parece desarrollarse a partir de una serie de factores diversos, además de los biomecánicos.

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