Conquista de Italia

Con el objetivo de expulsar a los austriacos del norte de Italia, Víctor Manuel entró en contacto con grupos revolucionarios de todo el país. En 1859 se convenció a Napoleón III para que aliara a Francia con Cerdeña, aunque a un alto precio. Víctor Manuel aceptó ceder Saboya y Niza a Francia y casar a su hija Clothier con un primo de Napoleón si Francia se unía a Cerdeña en la guerra contra Austria. Concluyó estos cuidadosos preparativos para la guerra confiriendo al gran soldado Giuseppe Garibaldi el mando de un recién reclutado y ansioso cuerpo de voluntarios llamado los Cacciatori delle Alpi (Cazadores de los Alpes). La guerra fue declarada por Austria en abril de 1859, y al principio el curso de los acontecimientos favoreció a las fuerzas piamontesas y francesas. Pero Napoleón se lo pensó mejor y firmó inesperadamente una paz por separado con Austria en Villa-franca di Verona. A pesar de las amargas objeciones de Cavour, que dimitió por este asunto, Víctor Manuel firmó el Tratado de Zúrich de compromiso el 10 de noviembre de 1859. Por este acuerdo, Cerdeña recibió Lombardía, pero Austria conservó Venecia.

Los acontecimientos posteriores demostraron que en este caso Víctor Manuel tenía razón y Cavour estaba equivocado. El tiempo y la diplomacia ganaron para el Rey lo que la continuación de la lucha sin la ayuda de Francia podría haber perdido irremediablemente. Para evitar el restablecimiento de los pequeños príncipes de Italia Central, Víctor Manuel mantuvo contactos con los revolucionarios. Cuando Garibaldi dio el audaz paso de invadir Sicilia, el rey le ayudó en secreto. El asombroso éxito de Garibaldi en Sicilia y sus posteriores victorias en la península hicieron crecer las esperanzas de los liberales italianos y facilitaron el éxito final de Víctor Manuel. El rey decidió participar en la conquista de Nápoles y marchó hacia el sur a través de la Romaña. Su pueblo le recibió con vítores, aceptando con alegría la anexión de toda su provincia a su reino. Ocupó los Estados Pontificios, aceptando con ecuanimidad la excomunión que le impuso el Papa Pío IX, y se reunió con Garibaldi en Nápoles. El 29 de octubre de 1860, Garibaldi entregó formalmente sus conquistas a Víctor Manuel, y el 18 de febrero de 1861, el Parlamento le proclamó rey de Italia.

Venecia se añadió al nuevo reino en 1866 mediante una alianza con Prusia contra Austria, pero la unificación completa de la península no pudo lograrse mientras Roma permaneciera en manos del Papa. Una guarnición francesa se interpuso entre Víctor Manuel y esta conquista final. Napoleón III, necesitado del apoyo del clero, no quería abandonar al Papa, aunque éste había sido el aliado de Víctor Manuel en la expulsión de Austria del norte de Italia. Pero este último baluarte de los territorios papales se retiró en 1870, cuando -bajo la amenaza de una derrota total por parte de Prusia- Napoleón ordenó a sus soldados que abandonaran Roma. El 20 de septiembre de 1870, el ejército italiano entró en la ciudad, y el 2 de julio de 1871, el propio Víctor Manuel entró en Roma, desde entonces capital del reino de Italia. El Papa, que había perdido los últimos vestigios de su poder temporal aunque el Vaticano y su libertad le estaban garantizados, se negó a reconocer el nuevo reino, y Víctor Manuel murió el 9 de enero de 1878, sin reconciliarse con la Iglesia.

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