La hormona liberadora de corticotropina (CRH), una hormona peptídica que estimula tanto la síntesis como la secreción de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH) en las células productoras de corticotropina (corticotropas) de la hipófisis anterior. La CRH está formada por una única cadena de 41 aminoácidos. Numerosos factores de origen neuronal y hormonal regulan la secreción de CRH, y es el último elemento común que dirige la respuesta del organismo a muchas formas de estrés, incluidas las tensiones físicas y emocionales y las tensiones externas e internas.
En los individuos sanos, la ACTH se secreta con un ritmo circadiano, que a su vez provoca la secreción pulsátil y diurna de cortisol. Las variaciones en la secreción de ACTH son causadas por variaciones en la secreción de CRH por el hipotálamo en el cerebro, así como por variaciones en las concentraciones de cortisol sérico. Un aumento del cortisol sérico inhibe la secreción tanto de CRH como de ACTH. Por el contrario, la secreción de estas hormonas aumenta cuando los niveles séricos de cortisol disminuyen, restaurando así a la normalidad las concentraciones séricas de cortisol.
La secreción excesiva de CRH conduce a un aumento del tamaño y del número de corticotrofos en la hipófisis. Esto puede dar lugar a la formación de un tumor corticotrofo que produce cantidades excesivas de ACTH, lo que da lugar a una sobreestimulación de la corteza suprarrenal y a concentraciones séricas anormalmente altas de andrógenos suprarrenales, así como de cortisol. La secreción excesiva de cortisol provoca el síndrome de Cushing, que se caracteriza por la obesidad del tronco y la cara, la presión arterial alta (hipertensión) y la descomposición generalizada de las proteínas, lo que provoca atrofia cutánea y muscular y pérdida de hueso. Por el contrario, una deficiencia de CRH puede, al disminuir la secreción de ACTH, causar una deficiencia adrenocortical.