Físicamente, el bacalao del Atlántico y sus parientes cercanos destacan por ser el único grupo de peces que tiene tres aletas dorsales distintas (a lo largo del lomo) y dos aletas anales distintas (a lo largo de la superficie ventral). El bacalao del Atlántico pasa la mayor parte del tiempo en el fondo marino o cerca de él, pero a veces se le puede observar alimentándose en la parte superior de la columna de agua. Se alimenta de una gran variedad de presas, incluidas varias especies de peces óseos, langostas americanas y otros invertebrados. El bacalao del Atlántico adulto sólo es devorado por grandes tiburones, pero los juveniles son comidos por una variedad de depredadores de tamaño medio y a menudo incluso son comidos por adultos caníbales.

El bacalao del Atlántico se reproduce a través de un comportamiento conocido como desove al voleo, en el que las hembras liberan huevos y los machos liberan esperma en la columna de agua por encima del fondo marino, al mismo tiempo. Este método aumenta la probabilidad de que los huevos se fecunden con éxito y de que los huevos fecundados no sean devorados por los depredadores de huevos cerca del fondo marino. Aunque forman grandes grupos reproductivos, los investigadores creen que los machos dominantes obtienen derechos exclusivos (o casi exclusivos) para desovar con las hembras disponibles. El bacalao del Atlántico es una de las especies más productivas de peces óseos, y las hembras pueden liberar cientos de millones de huevos en su vida. Muy pocos de ellos sobreviven hasta la edad adulta.

El bacalao del Atlántico se ha pescado intensamente durante mil años. Los pescadores del norte de Europa que seguían las poblaciones de bacalao en el Atlántico Norte fueron los primeros europeos que visitaron América del Norte. Durante siglos, esta especie sustentó una pesca masiva e impulsó la economía costera de Norteamérica. El bacalao seco y salado del Atlántico fue también una importante fuente de alimento durante la temprana colonización del Mar Caribe. Esta especie fue un importante motor de la civilización del Nuevo Mundo. Desgraciadamente, a medida que los métodos de pesca se hicieron más y más avanzados, las poblaciones de bacalao del Atlántico disminuyeron cada vez más, y a finales de la década de 1990, la pesquería se colapsó. A pesar de que los individuos de esta especie producen un número increíble de huevos, la pesquería fue demasiado eficaz para que la especie pudiera reemplazar el número de ejemplares que fueron extraídos y consumidos por los humanos. Durante el colapso, la pesquería se ha reducido drásticamente (aunque no completamente), pero la especie ha luchado por recuperarse. El crecimiento del número de otros peces e invertebrados del Atlántico Norte puede tener parte de culpa. Los científicos coinciden en que las redes alimentarias del Atlántico Norte han cambiado fundamentalmente como resultado del colapso del bacalao del Atlántico, y la especie se considera actualmente vulnerable a la extinción.

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