Las células dendríticas mieloides (CDM) comprenden una población heterogénea de células presentadoras de antígenos profesionales, que son responsables de la captura, el procesamiento y la presentación de antígenos en su superficie a las células T. Las CDM sirven como puente que une las respuestas inmunes adaptativas e innatas. Hasta la fecha, el desarrollo del linaje de DC en la médula ósea está mejor caracterizado en ratones que en humanos. Las CD y los macrófagos comparten un progenitor mieloide común llamado progenitor de células dendríticas y macrófagos (MDP) que da lugar al linaje monocitoide y a los progenitores comunes de CD (CDP). Las CDP, a su vez, dan lugar a las DC plasmocitoides y a las células predendríticas (pre-mDC) que son precursoras comunes de las DC mieloides CD11b+ y CD8α+. El desarrollo y el compromiso de las mDC está regulado por varios factores de transcripción y de crecimiento hematopoyético, de los cuales CCr7, Zbtb46 y Flt3 representan los genes «centrales» responsables del desarrollo y el mantenimiento funcional y fenotípico de las mDC. Se ha demostrado que las mDC están implicadas en la patogénesis de muchas enfermedades autoinmunes e inflamatorias, incluida la aterosclerosis. En la aterogénesis, diferentes subconjuntos de mDC podrían poseer actividades tanto proaterogénicas (por ejemplo, proinflamatorias) como ateroprotectoras (por ejemplo, antiinflamatorias y tolerogénicas). La función proinflamatoria de las mDC consiste en la producción de moléculas inflamatorias y el cebado de subconjuntos proinflamatorios de células T efectoras. En cambio, las mDC tolerogénicas luchan contra la inflamación mediante la detención de la actividad de las células T proinflamatorias y los macrófagos y la inducción de células T reguladoras inmunosupresoras. Las condiciones microambientales desencadenan la diferenciación de las mDC para que adquieran propiedades proinflamatorias o reguladoras.