Temperamento: qué es?
El temperamento es la forma en que los niños responden al mundo.
Puedes pensar en el temperamento de tu hijo en términos de lo mucho o poco que muestra de estas tres cualidades:
- Reactividad: es la intensidad con la que los niños reaccionan ante cosas como acontecimientos emocionantes o no salirse con la suya. Los niños reactivos tienden a sentir las cosas con fuerza.
- Autorregulación: se trata de cuánto pueden controlar los niños su comportamiento, incluyendo la forma en que muestran sus sentimientos. También se trata de cuánto pueden controlar los niños su atención y lo persistentes que son.
- Sociabilidad: se trata de lo cómodos que se sienten los niños cuando conocen a gente nueva o tienen nuevas experiencias.
Los niños nacen con sus propios temperamentos, y probablemente hayas podido describir el temperamento de tu hijo desde que era un bebé. Por ejemplo, «Jade es muy fácil de llevar» o «a Luca le gustan las rutinas».
Las diferencias de temperamento explican por qué sus hijos pueden ser muy diferentes entre sí. Por ejemplo, tus hijos pueden ser más o menos reactivos, más o menos autorregulados y más o menos sociables.
Adaptando tu crianza al temperamento de tu hijo
No puedes cambiar el temperamento de tu hijo. Tu hijo es quien es, y eso es estupendo.
Pero puedes alimentar el desarrollo de tu hijo adaptando tu crianza al temperamento de tu hijo. Puedes ayudar a tu hijo a desarrollar las partes positivas de su temperamento. Y puedes entender las situaciones que tu hijo puede encontrar difíciles debido a su temperamento, y ayudarle a aprender a manejar estas situaciones.
Aquí tienes algunas ideas para adaptar tu crianza al temperamento de tu hijo.
Cómo criar temperamentos más y menos reactivos
Más reactivos
Si tienes un hijo muy reactivo, probablemente tu hijo es muy divertido cuando algo bueno sucede. Pero su hijo también puede ser ruidoso y dramático cuando está descontento por algo, como no salirse con la suya. Es posible que tengas que ayudar a tu hijo a aprender a responder con más calma, por ejemplo, relajándose y utilizando palabras para los sentimientos de enfado.
Los niños reactivos suelen ser también muy activos físicamente y pueden necesitar mucho tiempo al aire libre. Puedes ayudar a tu hijo a desarrollarse animándole a probar nuevas actividades deportivas, por ejemplo. Pero su hijo también puede necesitar ayuda para relajarse, por lo que la relajación a la hora de dormir puede ser una buena idea.
Un niño menos reactivo suele ser fácil de llevar, pero puede ser menos asertivo. Es posible que tengas que ayudar a tu hijo a aprender a defenderse. Por ejemplo, si observa situaciones en las que su hijo podría ser más asertivo, puede hacer que practique cómo manejar esas situaciones de forma diferente.
También es importante asegurarse de que los niños menos reactivos no se queden fuera de las discusiones familiares. Por ejemplo, ‘Harper, no has hablado mucho. ¿Estás contento con la película elegida?»
Los niños menos reactivos también pueden ser menos activos físicamente. Su hijo menos activo será más feliz con muchas oportunidades para usar sus habilidades motoras finas, como hacer manualidades o dibujar. Pero es posible que tengas que fomentar la actividad física. Prueba a ir al parque a recoger hojas para hacer un collage, por ejemplo. O asegúrate de que ambos vayan a la biblioteca a pie, si podéis, en lugar de ir en coche.
Padres con temperamentos más y menos autorregulados
Más autorregulados
Los niños a los que les resulta más fácil autorregularse son buenos para mantener la calma cuando sienten emociones como la frustración o la excitación. Pueden calmarse más rápido después de algo emocionante o molesto, y son menos impulsivos.
Un niño muy autorregulado también podría ser más capaz de gestionar su atención. Por ejemplo, es probable que sigan con algo hasta que esté bien. También puede ser bueno para afrontar los contratiempos y ser capaz de realizar tareas como los deberes sin mucha supervisión. Pero puede ser un poco perfeccionista, así que asegúrese de que sabe que no pasa nada por cometer errores.
Menos autorregulado
Si su hijo tiene dificultades para regular su atención, necesitará mucho estímulo para seguir adelante con las tareas difíciles. Estos niños pueden cambiar fácilmente de una actividad a otra. También pueden ser muy creativos. Para ayudar a tu hijo a concentrarse, puedes intentar premiarle o hacer que las cosas sean divertidas mediante juegos y actividades creativas.
Cómo criar a los temperamentos más y menos sociables
Más sociables
Si tu hijo es muy sociable, le gustará estar rodeado de otras personas, salir a jugar y hacer actividades en grupo. Pero no hace falta que le organices siempre citas de juego y actividades, porque también es importante que tu hijo aprenda a ocuparse por sí mismo.
Los niños con temperamento más sociable también suelen ser muy adaptables y pueden afrontar los cambios de rutina con bastante facilidad. Es estupendo si puede dar a su hijo adaptable muchas experiencias nuevas, pero asegúrese de que su hijo sigue teniendo tiempo a solas con usted.
Menos sociable
Si su hijo no es muy sociable, probablemente sea bastante bueno jugando solo y no necesite mucha ayuda para encontrar algo que hacer. Pero es posible que tengas que ayudar a este niño a hacer amigos. Si su hijo no se siente cómodo en grupos o en fiestas, por ejemplo, puede intentar pedir a uno o dos amigos que jueguen en su casa o en el parque.
Si su hijo menos sociable no es muy adaptable, le gustará tener una rutina regular y puede que no se adapte bien a los cambios. Esto puede facilitarle la planificación de las cosas en torno a la rutina de su hijo, pero éste también podría necesitar ayuda para afrontar los cambios o las transiciones.
El temperamento de su hijo podría ser diferente al suyo. A algunos padres les resulta más fácil entender y cuidar a un niño cuyo temperamento es similar al suyo. Por ejemplo, si te gusta la previsibilidad, puede que te resulte fácil cuidar a un bebé que necesita dormir regularmente. Pero si te gusta poder hacer las cosas cuando quieras, puede que te cueste un poco acostumbrarte al gusto de tu hijo por la rutina.
Cómo puede cambiar el temperamento
Es posible que veas algunos cambios en el temperamento de tu hijo a medida que éste vaya madurando. Esto sucede a medida que las experiencias de su hijo afectan a la forma en que se comporta en diferentes situaciones.
Por ejemplo, un niño que solía ser muy distraído en la escuela podría convertirse en un adulto que puede concentrarse bien en las reuniones de negocios. Esto puede deberse a que han desarrollado más motivación a medida que han madurado, o a que han aprendido estrategias para gestionar su distracción.