El uso correcto de un oftalmoscopio requiere un poco de práctica y familiaridad con las funciones de su dispositivo. Independientemente del tipo de modelo, estos dispositivos de mano son fundamentales en la evaluación y el diagnóstico de una variedad de enfermedades en el ojo.
Los oftalmoscopios ADC estándar tienen un interruptor de control reostático para alimentar la fuente de luz. Este interruptor de control también permite controlar el brillo de la luz manualmente. Nuestros oftalmoscopios de bolsillo tienen un control de encendido y apagado, así como un selector de apertura con cinco aperturas diferentes para elegir. Tanto la versión estándar como la de bolsillo cuentan con una gama completa de selecciones de lentes, teniendo la versión estándar 24 lentes correctoras y la versión de bolsillo 19.
Antes de comenzar un examen con su oftalmoscopio, es importante asegurarse de que dispone de un lugar adecuado que facilite las pruebas. Debe haber un espacio adecuado a cada lado del paciente para permitir la colocación del oftalmoscopio y del examinador. Muchas de las pruebas realizadas con el oftalmoscopio requieren niveles de luz bajos para una mejor visualización de las estructuras oculares, por lo que la sala debe contar con controles de iluminación adecuados.
Antes de examinar a un paciente de cerca, se debe realizar primero una prueba de reflejo rojo. Esto se hace utilizando una lente 0 en una habitación con poca luz. Sosteniendo el oftalmoscopio a unos quince centímetros del paciente, la fuente de luz se inclina unos veinticinco grados hacia el ojo del paciente para comprobar el reflejo de la luz en la retina. La ausencia de este reflejo puede indicar la presencia de varios trastornos dentro del ojo.
Cuando se examinan los ojos del paciente directamente, se debe utilizar la mano derecha y el ojo derecho para examinar el ojo derecho del paciente, y la mano izquierda y el ojo izquierdo para examinar el ojo izquierdo del paciente. Mientras realiza el examen, el paciente debe permanecer quieto y enfocar su mirada en un objeto lejano para facilitar la visualización de las estructuras dentro del ojo.
El disco óptico debe ser examinado en primer lugar, y debe hacerse visible a medida que se acerca al paciente. Por lo general, esto ocurrirá cuando esté a unos cinco centímetros del ojo del paciente. Para visualizar claramente el disco, gire las lentes hasta que esté enfocado. Los ojos hipermétropes requerirán lentes más positivas (+) para una correcta visualización, mientras que los ojos miopes requieren lentes negativas (-). Debe prestarse especial atención a la coloración, la forma, la elevación y el estado de los vasos sanguíneos dentro del disco óptico al realizar esta evaluación.
Una vez completado este examen, siga las arterias de la retina y examine las cuatro arcadas vasculares, incluyendo la superotemporal, la superonasal, la inferotemporal y la inferonasal. Puede ser útil hacer que el paciente mire en la dirección de cada arcada vascular mientras se posiciona ligeramente opuesto al movimiento del ojo para visualizar mejor cada arcada.
La parte final del examen implica la evaluación de la mácula. Para visualizar mejor esta porción del ojo, el paciente puede mirar directamente a la fuente de luz o la fuente de luz puede colocarse temporalmente aproximadamente a la distancia de dos discos ópticos. Dado que esto puede resultar incómodo para el paciente, esta parte del examen debe realizarse en último lugar y debe ser lo más breve posible para evitar la sobreexposición del paciente a la fuente de luz.