Cuando un bebé llora puede hacerlo por infinitas causas: gases, frío, hambre, dolor, soledad… Al principio, y como madre primeriza, me costaba identificar qué tipo de llanto tenía Martín, pero poco a poco aprendimos a conocernos. Sin embargo, existe una clase de llanto incontrolable e irritable que puede ser algo más y que desespera a todos los padres. Son los llantos provocados por los cólicos del lactante y para identificarlos suele ayudar conocer sus principales características. Se considera cólico del lactante cuando el que llora es un bebé de menos de tres meses de vida (suele comenzar entre la segunda y la tercera semana de vida y el pico ocurre hacia la sexta) y berrea hasta tres horas seguidas al menos tres días en semana. Esta es la famosa «regla de los tres de Wessel”, y aunque ayuda a identificar y orientar a los padres a la hora de identificar un cólico, no tiene por qué ser estrictamente así.

Aproximadamente un 6-20% de los lactantes menores de cinco meses presentan cólicos del lactante

«Efectivamente, los cólicos del lactante son episodios de llanto excesivo y persistente, en lactantes sin ningún problema de salud aparente. Son más frecuentes durante la tarde-noche y no se encuentra ningún factor desencadenante, considerándose dentro del desarrollo normal del bebé. Los cólicos del lactante pueden ir acompañados de enrojecimiento facial, flexión de las piernas, barriga algo más hinchada, puños apretados, pataleo… A pesar de ser una entidad benigna y autolimitada, genera una importante situación de estrés en los progenitores repercutiendo en la calidad de vida de toda la familia”, añade Gemma Pujol Muncunill, doctora adjunta de la sección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, Hospital Sant Joan de Déu.

El cólico del lactante es muy frecuente en todo el mundo. No hay diferencias entre sexos y parece ser algo más habitual en niños alimentados con fórmula que en niños alimentados con lactancia materna. Aproximadamente un 6-20% de los lactantes menores de cinco meses presentan cólicos del lactante. «Estos episodios suelen desaparecer de forma completa y espontánea entre los cuatro y los seis meses de vida”, añade la experta.

Lo recomendable es que sea un pediatra, un fisioterapeuta o una matrona el que lo diagnostique, pero tú también puedes fijarte en si el llanto no cesa aunque le cojas en brazos, le des de comer o le tapes… o si tu bebé se mueve como si tuviera retortijones y quisiera encogerse para mejorarlos. Si el bebé continúa llorando desconsoladamente probablemente sufre un cólico, aunque, evidentemente, cada caso habrá que estudiarlo al detalle. Por ejemplo, es muy importante saber cómo fue el parto, los primeros días del bebé y la lactancia; esto nos dará información para abordar de manera profesional el tratamiento del bebé.

«Para realizar el diagnóstico de cólico del lactante, no es necesaria la realización de ninguna prueba ya que su diagnóstico se basa en criterios clínicos. Está considerado como normal dentro del desarrollo del bebé y se define como un trastorno de adaptación entre el medio interno y externo. No se conoce exactamente la causa de esta entidad, pero en los últimos estudios, se cree que la microbiota intestinal, junto con la inmadurez del sistema digestivo y la inmadurez del sistema nervioso central del bebé, generan una respuesta anómala al estrés, produciendo estos cuadros de llanto e irritabilidad», agrega la doctora Pujol.

A pesar de ser una entidad benigna y autolimitada, genera una importante situación de estrés en los progenitores

«En algunas ocasiones se han relacionado los alérgenos de la dieta con el cólico del lactante, aunque es difícil determinar si esto desempeña un papel en todos los pacientes. Algunos de los lactantes, sobre todo si existe algún signo de alarma (escasa ganancia de peso, rechazo de las tomas, sangre en las heces, etc.) se pueden beneficiar de una dieta hipoalergénica materna (en el caso de los niños amamantados al pecho) o bien de un cambio de fórmula adaptada (fórmula confort, fórmula extensamente hidrolizada)», explica la doctora.

Es muy importante el seguimiento del bebé para asegurarnos que el cambio de dieta ha sido eficaz y merece la pena continuar con el tratamiento.

Modos de paliar los cólicos del lactante

Actualmente, existen varias estrategias que pueden aportar un beneficio extra en el tratamiento del cólico y que tras una valoración por parte del pediatra de atención primaria se pueden iniciar. «De las que se dispone de mayor evidencia», continúa la doctora, «es de la utilización de probióticos, siendo el Lactobacillus reuteri el más utilizado y eficaz». «Se ha visto en varios estudios que el uso de este probiótico disminuye la duración de las horas del llanto y la duración total del cólico. Recientemente, se ha investigado un nuevo producto que combina la eficacia de microorganismos saludables tindalizados (inactivados por calor) con el efecto de una sustancia mucoprotectora denominada xiloglucano, que supone una nueva opción terapéutica con un futuro esperanzador», agrega Pujol.

«Y en cuanto al tratamiento farmacológico, hoy por hoy, hay escasa evidencia que demuestre su eficacia, siendo así necesarios estudios más amplios para recomendar su uso de forma general», añade la doctora.

Sin embargo, en otros niños el mecanismo de succión que facilita el chupete, puede ayudar a calmarlos

Hay varias estrategias que pueden ayudar al bebé a estar más confortable y que van a depender de cada niño. «Es importante establecer rutinas diarias y tener apoyo para poder compartir las situaciones de estrés», continúa la experta. El uso del chupete es controvertido «ya que por un lado puede interferir en el establecimiento de la lactancia materna en las primeras semanas de vida y por otro lado puede favorecer la ingesta de aire que puede empeorar la sensación de cólico. Sin embargo, en otros niños el mecanismo de succión que facilita el chupete, puede ayudar a calmarlos. No existen recomendaciones universales al respecto y va a depender de cada niño», explica Pujol.

Tratamiento con los padres

Según explica la doctora Pujol, disponer de buena información de forma anticipada antes de la aparición de los cólicos, ayuda a que los padres y cuidadores tengan mejor manejo de la situación si esta se presenta: «Es bueno poder compartir experiencias con otros padres que han pasado por situaciones similares, y sobre todo reforzar que es una situación benigna en un niño que está sano y que con el tiempo se va a resolver». «Los padres son los que conviven con el niño las 24 horas del día y los que tienen que aportar la información al personal sanitario de la forma más objetiva posible. Tener apoyo familiar, estar tranquilos y tener confianza en el equipo médico que trata al niño es vital para que el proceso sea más llevadero. Es importante ser paciente y si es preciso iniciar algún tratamiento, dar tiempo suficiente para que se pueda valorar la respuesta a dicho tratamiento» reitera.

Uno de los pilares fundamentales del tratamiento es la educación sanitaria y el soporte a la familia. Poder disponer de información sobre qué es el cólico del lactante, saber que el bebé está sano y que es un trastorno pasajero, disminuye la ansiedad frente esta situación y ayuda a sobrellevarla. «Es importante valorar la interacción familia-bebé, valorar la posibilidad de una depresión materna asociada, así como asegurar que la técnica alimentaria sea la correcta y que no trague demasiado aire durante la comida ya que podría ser un factor agravante del cólico. En un primer momento se pueden dar recomendaciones para intentar calmar al bebé: cogerlo en brazos, cantarle, hacerle eructar… A pesar de este soporte, en ocasiones no es suficiente para poder mejorar la situación del lactante y la familia y se precisa valorar el riesgo-beneficio de otras intervenciones», concluye Pujol.

FISIO MUM! / Flor María Trujillo

En este post quiero explicar cómo podemos aliviar un cólico al uso, que representa más del 90% de los casos que vienen a mi consulta. Como sabrás, el bebé tiene un sistema digestivo inmaduro y eso le hace tener ciertos dolores y ante ellos, se pone nervioso. El bebé no sabe qué le ocurre, solo experimenta el dolor y se inquieta y llora.

En estos casos, aunque sea difícil o nos cueste mantener la paciencia ante ese llanto incontrolable que parece que perfora el tímpano, es muy importante tratar de estar tranquilos y transmitir esa templanza a nuestro bebé cogiéndolo con seguridad en los brazos. Dicho esto, voy a recomendar tres ejercicios muy sencillos que puedes hacer con tu bebé y pueden aliviar un poco sus cólicos.

El primero de los ejercicios busca contribuir a su peristaltismo o movilidad intestinal.

Para ello vamos a jugar con las piernas de nuestro bebé flexionándolas hasta casi su pecho y después vamos a estirarlas, así que ponle cómodo, muy levemente incorporado como en un cojín de lactancia, y doblamos y estiramos suavemente sus piernas al menos durante 4 series de 15 estiramientos; después lo hacemos alternando una y otra pierna durante 4 series de 15 ejercicios. Cuando hacemos la flexión es muy común que el bebé se tire algún pedito, eso quiere decir que lo estamos haciendo bien.

El segundo ejercicio que recomiendo es muy sencillo y consiste en hacer masajes suaves en su abdomen. Hay que seguir la dirección de las agujas de reloj y masajear durante un ratito. Muchas mamás me dicen que notan que la zona «cruje”, es una sensación parecida a los papeles de embalar cuando se explotan las burbujas de aire, pero evidentemente más tenue.

Si eso ocurre puede ser porque el bebé ha tragado aire.

Por último, recomiendo hacerle ligeras presiones en el abdomen dibujando sobre su tripita una U invertida. Para ello colocamos al bebé boca arriba y comenzaremos a recorrer el lado derecho del bebé desde su cadera derecha y vamos subiendo hasta el reborde costal (por supuesto no llegamos a las costillas) pasamos de un reborde al costal al contrario, y luego bajamos en dirección hacia la ingle izquierda. Podremos repetir este masaje varias veces.

Aliviar el cólico de un bebé no es sencillo y puede ser agotador, por eso espero que a través de estos ejercicios de fisioterapia para bebés puedas mitigar y calmar sus molestias y dolencias, pero no descartes acudir al fisioterapeuta o pediatra ante cualquier duda, para aliviar su sintomatología o si la situación te sobrepasa.

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